Freddy entre los privilegiados

Aunque fue el último de cuatro hermanos en llegar al béisbol profesional, Freddy Desouza también dejó su impronta en los diamantes foráneos. En ocasión de su fallecimiento, este 28 de junio, La Demajagua repone una entrevista que publicó en septiembre de 2013.
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Por Leonardo Leyva Paneque | 30 junio, 2016 |
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Freddy DesouzaEl tiempo no ha borrado los recuerdos de Federico Nemesio Desouza (Freddy, 30 de octubre de 1931). Con más de ocho décadas vividas, este bayamés no necesita esforzarse para rememorar aquellas intensas jornadas cuando, junto a su padre y apenas siendo un niño, batía mezcla, levantaba paredes, encofraba…

Todavía disfruta de una mente prodigiosa, aunque en el diálogo se dejó acompañar de su hijo mayor, Federico Desouza. “Después de trabajar, todos los días iba a jugar pelota en un terreno cerca de aquí (en calle Zenea No. 87)”, rememora.

Mucho agradece a la albañilería. Ese oficio lo dotó de un poder excepcional que más tarde le serviría, sobre todo, cuando decidió probar suerte en el béisbol profesional.

En ese momento sus hermanos Carlos Norberto (Yiqui), Carlos y Heberto Blanco Desouza ya se desempeñaban en ligas extranjeras, “pero Yiqui empezó a hacer gestiones para conseguirme un contrato en Estados Unidos”, expone.

Y así ocurrió. Al año siguiente viajó a La Habana para someterse a un examen de un scout norteamericano que venía a captar talentos. “La prueba consistía en hacer 16 swing, y saqué 14 pelotas”. Suficiente para el visitante.

Así llegó Freddy a tierras estadounidenses, y varios meses después comenzó a jugar en ligas menores, con el club de Los Farmers, y mejor no pudo ser su debut: disparó 25 cuadrangulares, “además, me seleccionaron como el mejor novato y jugador más popular”, revela.

Siempre escuchó a los más experimentados y puso en práctica los consejos que le permitieron ascender hasta formar parte de un equipo de Triple A, perteneciente a la franquicia de Los Cardenales de San Luis.

Freddy fue uno de los pocos bayameses que se desempeñó en esas lides y el último de cuatro hermanos que llegó a los diamantes foráneos.

Pero en una visita a Cuba no pudo regresar a Estados Unidos por la situación que imperaba durante la última etapa de la guerra. Antes, otras ligas en México y en Nicaragua también lo acogieron, en todas dejó su sello.

Los diamantes cubanos, aunque por poco tiempo, también fueron testigos de ese poder increíble de Freddy: primero con el Almendares y luego con Los Camaroneros, de Cienfuegos. Y aunque vivió el profesionalismo en el deporte cubano, siempre vio con buenos ojos el triunfo de la pelota revolucionaria sobre la esclava, al iniciarse nuestras series nacionales.

De esos clásicos tiene enormes recuerdos, de ahí que evoque a Yiqui como el primer mentor del equipo Mineros que, entre otros, integraron Ramón Echeverría y Manuel Alarcón.

Junto a su familia, Freddy tuvo en El Cobrero (Manuel Alarcón) a uno de sus más fieles discípulos. Por eso el merecido respeto y la entrañable amistad que le profesara uno de los más grandes peloteros cubanos. También, siente que fue uno de los tantos atletas bayameses que ayudaron a construir la historia deportiva de su ciudad.

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