Friman, de lo abstracto a lo conceptual

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 23 septiembre, 2023 |
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Foto Perfil de Facebook del artista

Raylven Friman Ramírez nació en Bayamo, en enero de 1982, pero se crió en Corojito, una comunidad del municipio de Buey Arriba, apartado de cualquier espacio artístico. Lejos de avizorar el futuro del niño, la madre le dispuso, en casa, crayolas y lápices de colores. Pintó y dibujó como cualquier otro infante de su corta edad. Despertaba en él la inclinación hacia las artes plásticas.

“Nunca tuve a mano la vía para llegar a una academia de arte, no sabía cómo funcionaba ese mundo, en aquella zona de campo donde pasé mi infancia, que tampoco había instructores de arte.

“Al terminar el preuniversitario, solicité la carrera de Educación Plástica, pero en tercer año me percaté de que necesitaba más oficio, pues tenía más inquietudes artísticas que pedagógicas.

“El país vivía un boom en la Enseñanza Artística, se inauguraban en Granma las escuelas de artes plásticas en Manzanillo y Bayamo, para estudiantes de noveno y, como había culminado el duodécimo grado, no pude entrar.

“Me enteré de una Academia radicada en Las Tunas, que admitía mi escolaridad y matriculé. Al egresar de la especialidad de Pintura, regresé a Bayamo y comencé a trabajar en el Consejo de las artes plásticas y colaboraba, como profesor, en la Academia municipal.

“Bayamo vivía una efervescencia artística tremenda: estaba viva la obra de Cosme Proenza, muy influente en la zona, Nelson Domínguez visitaba con frecuencia la ciudad y formé parte del colectivo creador del taller de gráfica Pequeña dimensión…

“Como el concepto de hacer está sembrado en mi formación, me hice sentir como pintor abstracto, aunque siempre quise trabajar lo figurativo, por eso incursiono en la narrativa para algunos casos, algo que actualmente me condena, como la abstracción, pero esa parte se la dejo a la crítica.

“Cuando el público está frente a una pieza de este tipo te dicen: ‘¿Qué quisiste decir?’, y en realidad esa tendencia está muy ajena a eso. La narrativa calzaría entonces el concepto de la obra para quienes piensan que se trata de un arte vacío.

“Es, además, otra forma de transmitir mis sentimientos, cada obra de la plástica lleva consigo un recurso expresivo que la sustenta.

“Nunca persigo los premios, en algún momento de mi carrera me retiré de los concursos, para no hacerle daño a la fertilidad de mi creación, pero respeto a quienes lo hacen. Tengo colecciones particulares en cerca de 25 países y, aunque no los visito, sé que estoy en ellos.

“Ahora expongo en Toronto, Canadá, y mantengo el concepto de que mientras mayor sea la promoción de tu creación, más universal eres.

“Estoy cerca de cumplir 20 años de carrera profesional, le debo una exposición a Las Tunas, donde me gradué, otra a la Uneac en Manzanillo y pienso realizar, en mi estudio, alguna actividad para la Fiesta de la cubanía o para el cumpleaños 510 de la Villa San Salvador de Bayamo.

“¿Mi mayor premio? Lograr una buena exposición, a la que el público asista y muestre satisfacción. Cuando alguien se te acerca y dice: ‘No sé lo que quieres decir en ese cuadro, pero me gusta’, entiendes que estás dentro de esa persona. Es lo que pretendo recibir por mi trabajo”

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