El escritor bayamés Evelio Traba Fonseca, ganó el premio Iberoamericano Verbum de novela 2016, con el texto El ritual de las cabezas perpetuas, relato transcurre mayormente en París, entre 1785 y 1815.
Según el fallo del jurado, publicado hoy en la página de Facebook de la editorial, la obra sobresalió por el notable dominio de un relato inverosímil incorporado con destreza a la sangrienta violencia desatada durante los años del Terror, en el curso de la Revolución Francesa.
La tercera novela del autor, escogida entre otras 502 del ámbito iberoamericano, destaca por su acierto en el despliegue de un sorprendente y continuo diálogo entre la Razón y el Enigma.
El jurado integrado por Fernando Rodríguez Lafuente (Presidente), Eugenio Suárez Galbán, Enrique Gallud Jardiel, Antonio Cavanillas de Blas (Ganador del Premio Iberoamericano Verbum de Novela 2015) y Pío E. Serrano (Editorial Verbum) también reconoció el sutil homenaje del autor a los escritores Robert Louis Stevenson y Mary Shelley.
Evelio Traba, radicado actualmente en Ecuador dijo a La Demajagua Digital, que El ritual de las cabezas perpetuas cuenta la historia del cirujano francés, Lucien Balfour, quien, durante las decapitaciones del Terror de 1794, logra realizar trasplantes de cabezas gracias a los conjuros de un manuscrito hallado en Birmania a mediados del siglo XVII.
“Es una historia sobre la posesión demoníaca, el sentido de la identidad individual y la lealtad de la verdadera amistad”, explicó.
Traba Fonseca señaló que abarca toda la Revolución Francesa, las Guerras Napoleónicas y la caída del Imperio.
Este autor ya tiene publicadas dos novelas de carácter histórico: La Concordia, ganadora del Áccesit del Premio Alba Narrativa 2012, y El camino de la desobediencia, del sello editorial Verbum, inspirada en Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de las Guerras de independencia en Cuba.
Sobre las diferencias entre los materiales anteriores y el actual subrayó que en este caso lo histórico es solo una pincelada y lo fantástico es la nota predominante.
Refiere que la novela histórica es un tipo especial de ficción, porque como aquella de “invención pura”, implica recrear, reconstruir y hacer visible para el lector espacios y escenarios que ya no existen o se han modificado de forma drástica por el paso del tiempo.