
José Cabrera Rodríguez no es hombre que se quede sentado en un taburete esperando a que las cosas le caigan del cielo. Como todo campesino que se respete, se levanta con el cantío del gallo para ordeñar sus vacas y atender su finca, una herencia de sus padres que ha sabido administrar con sacrificio y amor, no solo a la tierra, sino también al prójimo.
Este campesino de la CCS Camilo Cienfuegos, perteneciente al poblado artemiseño de Caimito, aporta leche para el consumo familiar y tributa al plan de entrega de la cooperativa, no obstante, reconoce que su fuerte es la cría de cerdos. Desde su inserción como productor porcino en 2005, ha logrado criar mil animales y 80 puercas reproductoras.
Su familia, compuesta por dos hijos, cinco nietos, hermanos y sobrinos, ha heredado su pasión por la agricultura, aunque la generación más joven aspira a convertirse en profesionales. No obstante, José Cabrera Rodríguez vive con pasión el amor por la tierra. Su vida se ha centrado en trabajar y perseverar en esta finca heredada, a la que considera su razón de ser.
El altruismo y la generosidad de este guajiro son evidentes en diversas acciones, siendo la más reciente la donación de un cerdo a un grupo de trabajadores eléctricos que laborando arduamente para restablecer el servicio en Artemisa.
“Es una forma de agradecer el esfuerzo que han hecho durante horas y días para establecer el tendido eléctrico. Mi familia se ha criado en ese pensamiento, todo lo que esté en nuestras manos hacer para ayudar, lo hacemos. Somos así. Vivimos con orgullo el ser guajiros.
“Apenas es un puerquito ahí para que se lo coman entre todos, tocará a una mordida para cada uno, porque son una pila porque óigame, hay que trabajar duro para establecer esto otra vez.
“He recorrido el municipio de Caimito por varios lugares tras el paso del Huracán Rafael y el destrozo es bastante grande. Han puesto un esfuerzo sobrehumano. Tú los ves trabajando hasta las 12 de la noche, no tienen horario para resolver los daños.
“Este es un trabajo bastante peligroso. Andan por ahí arriba, desafiando las alturas, sujetos por la cintura. Es un oficio que no perdona equivocaciones porque les cuesta la vida a unos cuantos”, manifiesta Cabrera Rodríguez.
La tormenta tropical Rafael no ha sido la única que ha zarandeado esta comunidad, el Charly, apretó bastante duro también, no obstante, Rafael, a juicio de Cabrera Rodríguez, ha sido uno de los más fuertes que ha pasado, derribando a su paso árboles y gran parte del tendido eléctrico.
“!Acabó! Yo pienso que les tome un par de meses arreglar esto, porque esto no se compone de la noche a la mañana”.
Acciones altruistas como las de José Cabrera Rodríguez nos recuerdan que el verdadero valor reside no solo en lo que poseemos, sino en cómo llevamos la esperanza al prójimo. Así, bajo el cielo de Artemisa, la bondad del guajiro florece, dibujando un puente de solidaridad que transforma adversidades en oportunidades de apoyo mutuo, y que a su forma, traen luz.