
Me habían contado, a retazos, su historia: “Se llama Rachel, vive en Buey Arriba, es ciega y practica atletismo, está en la EIDE de Granma”.
Así llegué, hace casi un año, hasta ella, después de uno de sus entrenamientos en las afueras de Bayamo, donde está la Escuela de Iniciación Deportiva Pedro Batista Fonseca. Y encontré a Glennis Rachel Gómez Magaña, una muchacha nacida el 24 de septiembre de 2005, que corre distancias cortas y tiene episodios largos.
“¿Y para qué me vas a entrevistar? Soy mala en la muela?”, respondió con una naturalidad tremenda, pero en tono de broma, hasta que, sentados en un pequeño parque, me contó sobre su vida, sin jactarse de ser la primera invidente en la historia de los 46 años de la EIDE en graduarse en esa institución.
“Antes de cumplir el año me detectaron un retinoblastoma bilateral (tumor en la retina). Me operaron un ojo, después el otro, tenía como 17 meses, por eso no recuerdo haber visto, pero jamás me ha detenido nada”.
A la sazón tuvieron que hacerle una enucleación (extracción completa) del glóbulo ocular y luego vino el proceso de adaptarse a usar prótesis.
Ella me habló de sus andanzas en el barrio del Relave, en su natal Buey Arriba, aunque a los seis años se internó en la escuela especial Mártires de Pino III, en Caney de Las Mercedes, en Bartolomé Masó.
“Estar becada tan pequeña me dio fuerzas y me llevó a adaptarme a estar fuera de la casa, completé la primaria en otra escuela especial, la Ernesto Che Guevara, de Bayamo”.
En esos centros disfrutaba al máximo los turnos de Educación Física y asombraba a muchos por su agilidad, aunque el verdadero salto al deporte del alto rendimiento llegó en octavo grado.
Entonces ya había retornado a Buey Arriba y estudiaba en la secundaria básica Senén Meriño, “como una más”.
“La metodóloga María Rosa Moreno llegó un día, me hizo unas pruebas, me captó para el atletismo y acepté venir para la EIDE, fue algo sencillo para mí, ya estaba acostumbrada a las becas”.
Sin embargo, en la escuela deportiva algunos se rascaban la cabeza por las barreras arquitectónicas y la inexperiencia de tratar con una invidente.
Francisco González Benítez, director de la EIDE, un hombre muy dedicado al trabajo, comentó que en principio hubo preocupación y hasta cierta resistencia “pero ella supo insertarse en las actividades culturales, en su deporte y en la docencia para terminar siendo una líder indiscutible”.

Sus homólogos de otras escuelas deportivas en el resto del país se asombraron al enterarse de la historia de Glenis Rachel, porque aunque esos centros han empezado a incluir atletas en condición de discapacidad, no se conoce un caso similar.
“Ha sido un verdadero ejemplo y nos ha dado grandes lecciones. Estamos orgullosos de que haya estudiado en la EIDE de Granma, en la que se ha convertido en un personaje respetado y querido, que marcó para siempre la historia de nuestro centro”, me dijo González Benítez.
La huella es mayor porque esta excepcional alumna fue capaz de ganar la distinción de graduada más integral, con un promedio académico de 98,79 puntos.
En estos años ella, quien es corredora de 100, 200 y 400 metros planos, sumó cinco medallas (tres de oro) en competencias territoriales y nacionales, algunas de estas obtenidas junto al que fue su guía, Félix Luis Puig.
El día de su sencillo acto de graduación atinó a comentar que se sentía contenta y orgullosa por haber obtenido ese galardón. “Fui la alumna más integral también en la primaria y volverlo a hacer ahora es algo maravilloso”.
Y agregó que sin la ayuda de sus padres, Marbelis y Gerardo, de su padrastro, Nolbert Rivera no hubiera podido alcanzar la cumbre. Ellos me apoyaron mucho, también los profesores y alumnos de la escuela, que me trataron de manera excelente”.
Glennis Rachel no sabe si continuará en el deporte porque sueña con estudiar Psicología p Derecho. Es amante del idioma inglés, pero cree que sería difícil inclinarse por esa carrera, porque las personas en situación de discapacidad están en desventaja, teniendo en cuenta que “no hay muchos profesores para enseñar el idioma a niños como nosotros”.
Aficionada al canto, tiene la virtud de afinar muy bien, además de ser una apasionada de la música y de aprenderse rápido la letra de las canciones, Por todo lo anterior participó como cantante en varios actos, dentro y fuera de la escuela, que maravillaron a los presentes, como expone Lorianne Rodríguez, subdirectora de Formación Integral en la EIDE.
Finalmente Glennis Rachel, aconsejó a todas las personas que tengan alguna limitación física a no dejarse vencer y a convertir la situación de discapacidad en un acicate para conseguir metas y deseos.
