El temino shutdown ocurrió ante la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas del Congreso para aprobar la financiación que diera continuidad a todas las actividades administrativas.
Pese a las intensas y frenéticas negociaciones en el legislativo, la última esperanza se esfumó ayer cuando fracasó una votación en el Senado para evitar el cierre.
Tanto unos como otros en el Capitolio respondieron culpándose mutuamente por el impasse que deja ahora temporalmente a miles de empleados sin salrio.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dijo en su cuenta en la red social X que «los demócratas han votado oficialmente a favor de cerrar el Gobierno. Resultados: Las madres y los niños ahora pierden la nutrición del WIC. Los veteranos pierden la atención médica y los programas de prevención del suicidio».
Agregó en la propia publicación que la agencia federal para el manejo de emergencias «FEMA tiene déficit durante la temporada de huracanes. Los soldados y los agentes de la TSA (Administración de Seguridad en el Transporte) no reciben su salario…»
Johnson preguntó cuánto tiempo permitirá el líder de la minoría demócrata en el Senado,Chuck Schumer, que «este sufrimiento continúe, por sus propios motivos egoístas».
Pero Hakeem Jeffries (líder de la minoría en la Cámara Baja) y Schumer afirman que la responsabilidad directa de lo que está pasando es del presidente Donald Trump y de los republicanos.
“Después de meses de hacer la vida más difícil y más cara, Donald Trump y los republicanos ahora han cerrado el gobierno federal porque no quieren proteger la atención médica del pueblo estadounidense”, expresaron ambos en una declaración conjunta.
Jeffries y Schumer reiteraron en la declaración que los demócratas “siguen dispuestos a encontrar un camino bipartidista para avanzar”, y agregaron: “Necesitamos un socio creíble”.
De esta forma Estados Unidos enfrentará el temido shutdown tras agotarse los fondos de financiamiento del Gobierno al término de este 30 de septiembre, último día del año fiscal.
Los republicanos, mayoría en la Cámara Alta, hicieron todo lo posible para aprobar una percha que permitiera la financiación temporal y que había avalado la Cámara de Representantes, pero no pudieron alcanzar los votos demócratas necesarios para enviarlo al escritorio de Trump. Por tanto el país paralizará la mayoría de los servicios federales desde este miércoles.
El cierre, de acuerdo con cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), dejaría a 750 mil funcionarios federales en situación de desempleo parcial, con una pérdida de ingresos equivalente a 400 millones de dólares.
En diciembre de 2018 hasta finales de enero de 2019, durante el primer mandato de Trump, fue el más reciente shutdown. Duró 35 días y para entonces la CBO calculó que había reducido el Producto Interno Bruto (PIB) en 11 mil millones de dólares.
«Ellos van a cerrarlo (el gobierno), no nosotros. No queremos cerrar porque estamos viviendo el mejor periodo que se conoce», comentó Trump ayer a los periodistas en el Despacho Oval.
«Podemos hacer cosas durante el cierre que son irreversibles, que son malas para ellos (…) como despedir a una gran cantidad de personas, o cortar cosas que a ellos les gustan», amenazó el mandatario republicano en alusión a sus adversarios políticos.
Estas parálisis por falta de presupuesto son muy impopulares en Estados Unidos, y siempre tratan de evitarlas, en especial ahora cuando las elecciones de medio término tienen fecha próxima: noviembre de 2026 y en ellas estará en juego la mayoría en el Congreso.
Los republicanos -que proponen una prórroga del presupuesto hasta finales de noviembre- buscan mantener su control en ambas cámaras y los demócratas quieren salir del sótano en que se encuentran luego de perder los comicios de 2024.
Recuerdan medios locales que los demócratas tratarán de recuperar cientos de miles de millones de dólares en gastos para la salud pública, en particular en el programa de seguro médico para las personas de menos ingresos, algo que el Gobierno de Trump abolirá con la «gran y hermosa ley» presupuestaria aprobada en julio.