Más allá de su desaparición física, ocurrida el 13 de junio de 1970, Gonzalo Roig, vive en la expresividad de las obras creadas por él que, además de ser símbolos de cubanía, contribuyeron al desarrollo de nuestra música.
En este sentido resulta oportuno recordar su zarzuela Cecilia Valdés que lo consagró definitivamente como músico, teatrista y director de orquesta.
También de su inspiración hay otras creaciones que alcanzaron gran popularidad: Quiéreme mucho, Yo te amé, Cuando nacieron en mi pecho amores, Ojos Brujos, Dolor de Amor y No me preguntes por qué estoy triste…
Su producción musical incluye boleros, canciones, guajiras, caprichos afrocubanos, claves, cuplés, criollas, criollas-boleros, danzas y danzones, guarachas, guarachas-rumbas, habaneras, marchas, popurríes, pregones, puntos guajiros, romanzas, sones-rumbas, tangos…
Desde muy joven Gonzalo Roig se inició en el quehacer musical cubano. Fue contrabajista de varias orquestas y maestro de coros. Posteriormente empuñó la batuta para dirigir obras de difícil partitura en el género zarzuelero español y además fue uno de los fundadores de la Orquesta Sinfónica de La Habana.