Himno Invasor: Una marcha de combate y decisión

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 15 noviembre, 2022 |
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La columna invasora al mando del General Antonio Maceo en 1895 marchaba indetenible por los campos cubanos rumbo a Occidente.

Al llegar a Camagüey Maceo ordena detener la marcha y acampar en la finca La Matilde, propiedad de José Ramón Simoni, padre de Amalia Simoni. La tropa agotada por el duro batallar se va organizando en un improvisado campamento mambí.

Andan de un lado a otro buscando acomodo cuando uno de los hombres descubre que en una ventana de aquella casa un militar español había escrito versos que insultaban a la Patria.  Los insurrectos, ofendidos e indignados, proponen borrar los injuriosos versos, pero Enrique Loynaz y del Castillo no lo permite manifestando que las letras y las artes, bajo cualquier bandera, son patrimonio universal, ajeno a los conflictos de los hombres.

Es 15 de noviembre de 1895, hace 127 años, Antonio Maceo solicita de inmediato al joven Enrique Loynaz del Castillo una respuesta a tanta ofensa. En un ambiente enardecido por el patriotismo se escribieron las estrofas del himno.

¡A las Villas valientes cubanos:

A Occidente nos manda el deber

De la Patria a arrojar los tiranos

¡A la carga: a morir o vencer!

De Martí la memoria adorada

nuestras vidas ofrenda al honor

y nos guía la fúlgida espada

de Maceo, el Caudillo Invasor.

Alzó Gómez su acero de gloria,

y trazada la ruta triunfal,

cada marcha será una victoria:

la victoria del Bien sobre el Mal.

¡Orientales heroicos, al frente:

Camagüey legendaria avanzad:

¡Villareños de honor, a Occidente,

por la Patria, por la Libertad!

De la guerra la antorcha sublime

en pavesas convierta el hogar;

porque Cuba se acaba, o redime,

incendiada de un mar a otro mar.

A la carga escuadrones volemos,

Que a degüello el clarín ordenó,

los machetes furiosos alcemos,

¡Muera el vil que a la Patria ultrajó!

Loynaz se presentó ante el Lugarteniente general Antonio Maceo y le leyó los versos, proponiéndole que la marcha llevara el nombre del prestigioso jefe mambí: Himno a Maceo.

A lo que Maceo le respondió: “Me gustan esos versos. Quítele mi nombre y póngale Himno Invasor. Que Dositeo (director de la banda de música de la columna invasora) le ponga música y lo ensaye con la banda. Haré que se toque en la marcha, en los combates y en las victorias”.

Al siguiente día el Ejército Invasor tenía un himno guerrero que los acompañaría hasta llegar a Mantua, Pinar del Río el 22 de enero de 1896.

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