
En el terreno que está a mano derecha, yendo de Bayamo, en la entrada a la ciudad de Jiguaní, unas veces se ven plantaciones de maíz, otras de frijoles o malanga, en todos los casos saludables y prometedoras de abundantes rendimientos.
Su extensión es de dos hectáreas (ha), explotadas en calidad de usufructuario por Alecder Martínez Sotomayor, quien desde hace nueve año tiene una estrecha comunión con la tierra, por la que siente amor, reciprocado por esta con elevados rendimientos de las especies agrícolas que en ella cultiva.
Hace poco más de seis meses Alecder recibió en usufructo cuatro ha del organopónico Las Marianas, que está frente a su parcela antes mencionada, donde lo primero que hizo fue recuperar y poner en explotación el pozo y la turbina allí existentes, para alimentar un sistema de riego por aspersión.
Junto a seis trabajadores sembraron las áreas protegidas de los rayos solares mediante malla, de remolacha, zanahoria, col china, pepino, acelga, ajo porro y lechuga; y las que se encuentran a cielo abierto, de boniato y berenjena.
Los resultados de su esfuerzo se tradujeron en la venta en el mercado local La Majagua, durante los días finales del año precedente y principio del actual, de “24 mil pesos de zanahoria, mil 500 mazos de lechuga, col china y pepino, y 192 libras de rábano y 322 paquetes de acelga, suministrados a círculos infantiles y algunos organismos”, dice Alecder.
Puntualiza que la totalidad de sus producciones son comercializadas en el mercado referido, al cual llevó durante varios fines de semana malanga, cosechada en el primer terreno mencionado, en el que realizará siembra escalonada de la demandada vianda, para tenerla de manera permanente.
Además tributa a círculos infantiles y algunos organismos.
Este productor de 43 años de edad está asociado a la Empresa municipal Agropecuaria de Jiguaní, la cual le presta servicios de roturación de tierra con tractores y bueyes, y suministra biopreparados para combatir plagas y enfermedades que atacan los cultivos.
Alecder produce, además, tabaquina con palillos de hojas de tabaco de la cercana fábrica de habanos para la exportación Bernarda del Toro, humus de lombriz y materia orgánica con restos de cosecha, para fertilizar el terreno.
“Esta suelo es arcilloso pardo, muy bueno, y a mí me gusta la agricultura y como tengo un área protegida, mi propósito es producir hortalizas el año entero, incluso la lechuga, que como sabemos se da mejor en la etapa de frío”, declara Alecder, quien con su ejemplo corrobora la máxima martiana de que si el hombre sirve, la tierra sirve.