Honor por derecho propio

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Por Ernesto Fonseca Romá (Estudiante de Periodismo) | 30 enero, 2025 |
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FOTO Ernesto Fonseca Romá

Inspirada por aquellas revistas juveniles donde se contaban casos familiares complejos resueltos con justicia, supo que su vocación era la abogacía. Le fascinaba la idea de defender derechos, de encontrar soluciones justas, de ser ese puente entre las personas y la ley.

Décadas más tarde, Cerisnelba Susana Fandín González, merecedora de la medalla Jesús Menéndez,  a propuesta del Consejo de Ministros y la Central de Trabajadores de Cuba, sigue sintiendo el mismo orgullo por su profesión al laborar en bufetes colectivos, que celebró su aniversario 60, este miércoles, en Bayamo.

“Este ha sido mi único centro de trabajo, aquí he aprendido todo: la importancia de la unidad, la solidaridad, la ayuda mutua, el compromiso que implica ser abogado”. Más que un empleo, el derecho se convirtió en su forma de vida.

“La labor del abogado es constante. No solo es representar, sino estudiar, profundizar, acompañar, dar a las personas la ayuda que necesitan”, expresa Fandín González, quien afirma que aunque no siempre el resultado es el esperado, el cliente siempre lo agradece y valora.

Su experiencia no solo ha impactado a quienes ha defendido, sino también a las nuevas generaciones de abogados, incluso dentro de su propia familia. Su hija creció viéndola trabajar en el Bufete y decidió seguir sus pasos. “Eso es un orgullo para mí, porque significa que ha visto el valor de esta profesión”.

Sabe que el papel del abogado tiene límites. “No somos jueces, no determinamos el resultado final. Representamos, defendemos, buscamos todas las alternativas posibles, pero hay factores que no dependen de nosotros. Sin embargo, si haces bien tu trabajo, si lo llevas hasta el final con profesionalidad y entrega, puedes estar tranquilo, porque hiciste todo lo que estaba en tus manos”.

Ser abogado, dice, es un compromiso que va más allá de las oficinas y los tribunales. “Uno es abogado siempre, en el bufete, la comunidad, la calle. Cualquier persona puede necesitar una orientación y, en ese momento, tú sigues siendo abogado, sigues teniendo una responsabilidad con la sociedad”.

El derecho, como todo, evoluciona, cambia, se transforma. Eso exige dedicación y estudio permanente, pero para ella, cuando la vocación es la de servir, la de ayudar a otros, la abogacía se convierte en una profesión noble. “Quien tenga el deseo de estudiar Derecho, que lo haga. Es una carrera exigente, pero no hay mayor satisfacción que saber que, con tu trabajo, puedes hacer la diferencia en la vida de alguien”.

 

 

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