Huellas de la obra martiana en el oriente cubano

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Por Prensa Latina (PL) | 28 enero, 2016 |
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La Edad de Oro, 1889

Guantánamo, Cuba.- Con orgullo recuerdan los guantanameros su estrecha relación con La Edad de Oro, revista escrita por José Martí y considerada hoy una de las obras más importantes de la literatura infantil en Cuba y Latinoamérica.

La publicación, creada por su autor para educar e instruir a los niños de América, vio la luz en julio de 1889 en Nueva York y ese mismo año son enviados los primeros ejemplares a esta ciudad para desde aquí ser distribuidos al resto del país.

Amador Esteva, patriota santiaguero radicado en la entonces villa de Santa Catalina de Guantánamo, fue el encargado de tal encomienda, según consta en una misiva, enviada por Martí a su amigo el 27 de julio, cuyo facsímil se conserva aquí en el Centro de Arte y Literatura Regino Eladio Boti.

“Me va a decir egoísta y hombre despreciable, que sólo se ocupa de sus amigos cuando los puede necesitar pero Ud. sabe que no es así… no se la escribiría, de puro abochornado, si no le hubiese ofrecido al editor de La Edad de Oro, buscar, por medio de Ud. Un buen agente en Guantánamo”, expresa la carta.

Más adelante le pide que recoja en el correo  “…ese paquete de 20 ejemplares del primer número que le he certificado”.

Así se involucran Esteva y los independentistas guantanameros en esa misión nación, considerada por el propio Martí como una empresa “…del corazón, y no de mero negocio”.
Esos ejemplares fueron almacenados en el Centro La Luz, foco conspirativo de los revolucionarios del extremo oriente cubano en la época colonial, que aún conserva su estructura exterior y donde una tarja recuerda a las nuevas generaciones su trascendencia como primer centro receptor de la Edad de Oro en Cuba.

De esa forma llegaron a estas tierras los primeros ejemplares de la revista, de la cual se imprimieron sólo cuatro números, debido a los criterios de credo religiosos que el editor intentó imponer al insigne cubano y que este no quiso aceptar por cuestiones de principios.

Forzado a abandonar esa encomienda, Martí expresa, en carta a su amigo mexicano Manuel Mercado, su pesar e inconformidad por tener que dejar de hacer algo que con tanto amor emprendió.

En 1905, 10 años después de su caída en combate luchando por la independencia de Cuba, su ex alumno Gonzálo de Quesada recopila los cuatro números y publica un libro cuyos valores éticos y literarios hacen de la Edad de Oro un libro universal que trasciende épocas y fronteras.

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