Este 30 de julio toda Cuba rinde homenaje a Frank País García y Raúl Pujol en el aniversario 66 de su asesinato. La corta pero intensa vida del inolvidable santiaguero Frank País, nos revela el luchador revolucionario convertido en un fiel seguidor de la estrategia de lucha del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
El Callejón del Muro de Santiago de Cuba, fue testigo de su muerte junto con su compañero Raúl Pujol.
El periodista Pedro García con respecto a la muerte de Frank comenta:
Al mediodía, después de almorzar, se reunió con dos muchachos del Movimiento. Le traían el libro que había pedido: Entre la libertad y el miedo, de Germán Arciniegas. Una de las mujeres se percató de que la policía batistiana venía registrando unas cuadras más abajo, casa por casa, subiendo por la santiaguera calle San Germán. Él tomó una decisión: ordenó a los dos jóvenes que se marcharan en el carro. Alegó que le sería mucho más fácil alejarse a pie. A las mujeres les entregó unos documentos. “No pueden caer en manos de la tiranía”, dijo.
Salió con el dueño de la casa, el combatiente Raúl Pujol, San Germán arriba. “Eh, detengan a esos dos”, gritó un esbirro. Les rodearon los uniformados. “Pero, ¿no sabe quién es este, coronel? –un connotado chivato sonreía cínicamente. Es Frank País.” Comenzaron a golpearlos. Cuando finalmente ametrallaron a Pujol, ya el joven estaba sin conocimiento. A Frank lo empujaron hasta el callejón del Muro y allí le acribillaron a balazos. “Aquí todo el mundo tiene que tirar, delante de todo Santiago”, vociferaba el coronel.
Frank se destacó como dirigente estudiantil, fue uno de los principales cabecillas de la Asociación de Estudiantes y partidario del movimiento latinoamericano de Reforma Universitaria, integrando el Bloque Revolucionario Estudiantil Normalista (BREN), constituyendo la Federación Local de Centros de Segunda Enseñanza y participando en el Directorio Estudiantil Revolucionario.
En Santiago de Cuba, con apenas 17 años junto a otros jóvenes se dirige al Cuartel Moncada, para reclamar armas y deponer por la fuerza al tirano. Por diferentes vías, pero unidos a una misma idea, Frank y Fidel habían llegado a la conclusión de que era necesario acabar de raíz con la terrible opresión que sufría el pueblo.
Frank siempre tuvo la convicción de que no había otra alternativa que la lucha armada para derrocar a la tiranía batistiana. De ahí que con apenas 20 años funda Acción Revolucionaria Oriental (ARO) devenida después en Asociación Nacional Revolucionaria (ANR).
A mediados de 1955 ingresó en el Movimiento Revolucionario 26 de Julio e incorporó a jóvenes que el lideraba en la ANR.
Su capacidad, firmeza, decisión y condición de jefe del MR-26-7 en Oriente hacen que Fidel tenga confianza absoluta y plena en él.
Por ello le comunicó y le confió la responsabilidad de apoyar el desembarco del yate Granma, mediante un alzamiento armado el 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba; acción que reafirmo su personalidad excepcional y hombre organizador.
Su labor de apoyo al Ejército Rebelde, no solo en los momentos iniciales con el envío de armas y pertrechos, sino incluso, con el de un grupo de 50 jóvenes como refuerzo al destacamento guerrillero, da fe el siguiente fragmento que les mandaron a Fidel y sus compañeros:
“En cuanto a la Sierra, cuando se escriba la historia de esa etapa revolucionaria en la portada tendrán que aparecer dos nombres: David (Frank) y Norma (Celia):”
Los esbirros descargaron con furia sus armas sobre los cuerpos de Frank País y Raúl Pujol. Era el 30 de julio de 1957.
El asesinato causó conmoción general, todo el pueblo lloró, y el régimen batistiano se puso en una crisis total. Con relación a ello Hart dice:
“Es fácil decir: Oriente paró por la conmoción. Pero sin una estrategia desenvuelta desde meses antes y una organización fortalecida por la tenacidad e inteligencia no hubiera podido canalizarse ese brote emocional. El carácter forjador de esa estrategia y creador de esa organización fue Frank.
Por aquellos días en carta a Celia, ponderaría la inteligencia, el carácter y la integridad del héroe caído y le llamaría “el más valioso, el más útil y el más extraordinario de nuestros combatientes.”
Años más tarde añade Raúl Castro: tenía la talla de un auténtico dirigente político, la madurez de un luchador avezado, el fogueo combativo de un veterano, la tenacidad de un hombre convencido y la valentía personal de un combatiente de primera línea.”
El cadáver de Frank fue velado dos horas en su casa después lo trasladaron hasta el domicilio de su novia, América Domitro, para facilitar que el pueblo pudiera rendirle homenaje y lo vieran vestido de verde-olivo con los grados de Coronel y con una boina y una rosa blanca en el pecho.
A la antigua Colonia Española, también acudieron los santiagueros a rendirle tributo a Raúl Pujols Arencibia, asesinado junto a Frank, en la tarde del 30 de julio.
A las tres de la tarde del 31 de julio de 1957, los dos cortejos fúnebres partieron desde sus respectivos sitios para unirse en el Parque Céspedes y formar una sólida multitud que desbordó más de veinte cuadras gritando ¡Abajo Batista!, ¡Viva la Revolución! y ¡Viva Fidel!, además de entonar las notas gloriosas del Himno Nacional cubano.
Era el reclamo del pueblo santiaguero aquel 31 de Julio de 1957.
Fueron momentos duros, tensos, tristes, pero los esbirros no se atrevieron a interrumpir la multitud que luego de detenerse unos minutos en la intersección de las calles Martí y Crombet, donde habían sido asesinados Josué País, Salvador Pascual y Floro Vistel, los féretros de ambos revolucionarios fueron levantados sobre los hombros de un pueblo enardecido hasta llegar a la necrópolis de Santa Ifigenia, sitio donde reposan.