
Las manos, son como un caudaloso río, si se conducen por buen camino, pueden abonar la tierra y hacerle germinar frutos; pero si desvían su cause, podrían causar daños considerables.
Como el río, que energiza y subsana las averías ocasionadas por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos a la Isla, y que limita la adquisición de maquinarias y piezas de repuesto, son las manos de Ignacio López Sánchez, innovador en la Empresa mecánica Bayamo (Emba).
Su vida laboral transcurre mayormente en el taller herramental donde se fabrican los dispositivos para el taller de maquinado, soldadura y corte.
Aquí lleva buena parte de su vida, gestando ideas para solucionar roturas, desperfectos, e incluso crear piezas nuevas que permiten la puesta en marcha de la treinteañera industria.
Corroboran su habilidad, su más reciente innovación, la creación de un dispositivo para fabricar acopladores de boquilla para la máquina de soldar.

La inventiva, evita importar este implemento y aprovechar las boquillas obsoletas existente en la empresa. También permitió restablecer cinco máquinas que no podían funcionar porque las boquillas no acoplaban.
Como consecuencia se perjudicaba la creación de máquinas de riego eléctricas de pivote central, que hoy favorecen la producción de alimentos en el país y que constituyen uno de los prodyuctos líderes de la Emba.

Las afectaciones incidían también en la creación de molinos a viento y casas de cultivo, así como la reparación de remolques arroceros, cañeros e implementos agrícolas, surtidos, que fuese imposible materializar sin la existencia de este acoplador de boquilla.

“Me siento orgulloso de mi oficio, de lo que soy, porque mis trabajos han contribuido al aumento e la productividad de la empresa y a mantener activos los puestos de trabajo.

“He hecho trabajos parecidos a este, el pasado año fabriqué una boquilla; ahora el acoplador de la boquilla, ese es nuestro trabajo, ponnerle el pecho a lo que venga.”