
De niño, el manzanillero Wilfredo Enrique Ramírez Céspedes mostró más aptitudes para desarmar objetos que para componerlos, sin embargo, la vida se encargó de sacar partido a esa curiosidad suya por desentrañar el interior de las cosas, y él, de enriquecer esa habilidad.
Tras casi tres décadas como electricista naval en el astillero de Manzanillo, se hizo técnico en sistemas eléctricos industriales y se incorporó al combinado pesquero industrial,más conocido como Epigran, donde funge como jefe del área técnica.
Fue cuestión de un mes dejar de ser presidente de la de las brigadas técnicas juveniles y dirigir la asociación nacional de innovadores y racionalizadores en esa entidad, dada su conocida trayectoria creadora.
Por ese entonces, fue notoria la creación de lámparas con cristales de fondos de botella recuperados para dotar de iluminación las embarcaciones.
Más loable aún, fue la creación de un expectomómetro para el hospital Celia Sánchez Manduley, que tanto impactara en el sector de la Salud Pública y que le hiciera galardonador de un Premio Nacional en Expocuba.
Estas, y otras innovaciones le abrieron puertas en importantes certámenes, algunos con la presencia de Fidel Castro.
Ramírez Céspedes ha sido galardonado con cinco sellos forjadores del futuro, medalla Abel Santa María Cuadrado, orden Julio Antonio Mella, y en 2023 recibió el Premio de mayor impacto económico y/o social que otorga la Anir, hecho que lo catapultó como el primer granmense en recibir este galardón.
El Premio de mayor impacto económico y/o social lo recibió como titular junto a un equipo de trabajo, por dos innovaciones: el diseño, la elaboración y el montaje de un sistema eléctrico para las lanchas de Pescauto y por la creación de canales eléctricas a partir de pull link galvanizado.
La primera inventiva consistió en dotar de un sistema eléctrico las lanchas procedentes de Corea, destinadas a la pesca del pepino de mar.
“Estas lanchas no tenían sistema eléctrico porque la pesca del pepino de mar se realiza de día, luego se decidió aprovechar estas embarcaciones se llevaran a alta mar y destinarlas a la pesca de ostión y cobito, para lo cual había que instalarles el sistema eléctrico.
“Hicimos un sistema eléctrico de protección, ubicamos los sistemas de uso de navegación para las horas nocturnas y los reflectores”, explica Ramírez Céspedes.
El otro trabajo consistió en perfeccionar los sistemas eléctricos de las embarcaciones, diseñados con canales eléctricas que tenían varios inconvenientes: eran muy bajitas, requerían presillas que con el tiempo se calcinaban y se desprendían, en ocasiones hasta se salían los cables y se enredaban con los artes de pesca.
“Mi idea fue aprovechar una cantidad de purlin de la construcción existente en los almacenes y montarlos al revés para preservar todo este sistema de cables. Estos permitieron que todas las instalaciones pesqueras camaroneras que son con casetas contarán con este servicio eléctrico.
“Desde el punto de vista económico se libró al país de posibles importaciones de canales eléctricas de Bulgaria, al utilizar un material nacional. El ahorro de esta inventiva estuvo en el orden de los cuatro millones de pesos en moneda nacional”, refirió.
La inventiva, también aportó desde el punto de vista social porque al ingresar a la flota estas embarcaciones generó empleos y contribuyó a la producción de alimentos, al alistar estas navieras encargadas de las capturas de peces para la posterior distribución de dietas médicas.
Por otro lado destacó que estas innovaciones tienen un impacto ambiental, pues la conformación del purlin, al ser más cerrada, evita que la cablería ocasiones cortocircuitos en el interior de la embarcación y con estos, derrames de electrolitos al fondo del mar.
“Es la primera vez que la pesca en Granma obtiene esta alta distinción. Para mí es todo un orgullo porque estoy representando a mi empresa y al grupo empresarial de la industria pesquera.
La familia ha tenido mucho que ver en el despegue de este consagrado innovador, su esposa y su hijo le instan en esa búsqueda de soluciones y en los resultados que acumula.
Juana Cordero Rodríguez, su esposa, refiere que el respaldo de la familia ha sido incondicional:
“El trabajo en estos organismos requieren de mucho tiempo para salir adelante. Como familia hemos tenido que apoyarlo mucho porque uno sabe que la dentro de la familia hay condiciones que hay que crear en la casa, sobre todo en la búsqueda de recursos, y al él no estar presente, pues le toca la esposa, al cuñado, a la suegra …ese ha sido el respaldo que le hemos dado.
“Tenemos mucha alegría en la familia por este premio, por saber que está entre los innovadores destacados del país que aportan a la base de la economía y el ahorro en el país”, subrayó Cordero Rodríguez.
Este hombre sencillo, amante del café y la conversación entre amigos, encuentra placer en buscar soluciones a los problemas y en ese trabajo en equipo que devienen secreto y savia perfecta para impulsar su sector y echar para adelante su país.