
Desde la distancia, un niño nos observa con atención; su mirada fija se posa en la labor de la Brigada de la UEB Media Luna, que trabaja en las líneas de subtransmisión de 34.5 kV. La curiosidad brilla en sus ojos, y cada movimiento de los trabajadores es analizado con minuciosidad.
Entre él y yo hay unos pocos metros. Lo busco con la mirada y sintiendo la necesidad de acercarme, me dirijo a su encuentro.
—¿Cómo te llamas? —le pregunto con una sonrisa.—”Mi nombre es Jonathan Pérez Sardina” —responde con timidez. A primera vista, parece un niño de 9 años; es bajito y de complexión delgada, sin embargo, me sorprende al decirme que tiene 12 años y que estudia en la ESBU Carlos Gutiérrez Menollo.
En sus ojos se vislumbra una esperanza de que la electricidad regrese a su hogar después de siete días a oscuras.
Proveniente de un hogar humilde, donde vive con sus dos hermanos y sus padres, me comparte que, aunque aún no tiene una decisión definitiva, le gustaría estudiar una ingeniería.
Sus preguntas sobre electricidad son numerosas y su curiosidad por entender el porqué de las cosas sigue muy viva. No ha perdido ese interés innato por aprender.
Jonathan vivió en carne propia los sucesos del huracán Rafael; el miedo se apoderó de él.A su corta edad, es la primera vez que siente el poder de un fenómeno natural de gran magnitud.
“Estuve tranquilo, pero al principio asustado por todos los derrumbes que estaba causando. Mi mamá y mi hermana estaban asustadas, y mi papá también tenía miedo”.
Fueron momentos muy difíciles, nos comentó, pero afortunadamente todo ha vuelto a la normalidad.
“Dedico mi tiempo a jugar con mis amigos y a la pesca”, me expresó con entusiasmo.
“¿Eres buen pescador?”, le pregunté. “He estado pescando desde los cinco años”, respondió, un pasatiempo que disfruta junto a su padre.
A pesar de estar concentrado en la entrevista, su mirada se mantenía fija en los linieros eléctricos. Hay algo en la magnitud de las labores que realizan esos hombres que le resulta fascinante.
Me atreví a hacerle una última pregunta: “¿Qué es lo que más te llama la atención de ellos?”
” El trabajo que realizan, el valor que tienen para estar en las alturas”
Apretándole la mano en señal de despedida, le dije: “Esos hombres no conocen el miedo a las alturas.”