José Maceo: Hombre de estirpe mambisa

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 5 julio, 2025 |
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El 5 de julio de 1896, hace 129 años en la Loma de Gato, Alto Songo, Santiago de Cuba murió José Marcelino Maceo Grajales, con solo 47 años de edad. Una bala enemiga destruyó su cráneo.

Había participado en las tres guerras por la independencia de Cuba, librado numerosos combates, y ascendió desde Cabo hasta Mayor General.

Con 19 años junto a sus hermanos Antonio Maceo y Justo Regüeiferos Grajales se alista en la guerra de los Diez años.

Bautizado como el León de Oriente alcanzó los mayores honores dentro del campo insurrecto y de soldado llegó a ostentar los grados de Mayor General del Ejército Libertador.

En sus alrededor de 800 combates siempre iba al frente de su tropa, revólver en mano demostrando su grandeza, su audacia y valor. Sufrió prisiones, destierros, intrigas pero nada de esto impidió la formación de un carácter crudo, brutal, inclemente.

Fue un firme opositor de la sedición de Lagunas de Varona en 1875, y rechazó los planes de los sediciosos de Santa Rita.

Llegó a Cuba en la goleta Honor junto a su hermano con vistas a participar en la guerra del 95, bajo las órdenes de Flor Crombet. Desembarcan el Primero de abril por Duaba, fecha en que sostuvieron el primer contacto con el enemigo.

El día 8 de abril, tras un encuentro con una emboscada montada por los guerrilleros en La Alegría, los expedicionarios fueron dispersados. José, junto a Flor y otros cuatro, fueron perseguidos por los montes.

Sobresalió por su agresividad contra el enemigo, demostrada en los combates victoriosos de La Curia, Maibío, Sagua de Tánamo, Altos de Ampudía y en las acciones de Cauto Abajo, Altos de Santiago y El Caney, acciones logradas con el uso oportuno del fusil y del machete, además su habilidad como jinete.

En carta fechada el tres de noviembre de 1894, José Martí, quien lo estimó por su valentía, le había escrito unos meses antes de comenzar la guerra del 1895… “Quien ha defendido con valor mi Patria y su libertad de hombre, es como acreedor mío y me parece mi hermano”.

El generalísimo, en carta enviada a su esposa Manana, le dice … Ha muerto el General José Maceo, es verdad, como moriremos muchos pero su memoria no puede ser olvidada (…) guarda tú estas líneas (…) porque ellas significan mi duelo de guerrero por la pérdida del compañero y del amigo que murió en su puesto, derribado de su caballo de batalla para aparecer mañana más alto y hermoso en la historia de su patria.

Su hermano Antonio, adolorido por la pérdida, nunca dejó de afirmar: “Vivo por mi hermano José”, en gesto de profundo agradecimiento al hermano caído en combate.

 

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