El 30 de julio de 1967, es muerto en Bolivia el revolucionario cubano José María Martínez Tamayo, cuando formaba parte de la guerrilla internacionalista del Comandante Ernesto Che Guevara.
Varios de los guerrilleros salieron a rescatarlo y es sepultado en un lugar oculto para que no fuera localizado por los guardias, al decir del Ché.
Papi, como cariñosamente le decían también usaba los seudónimos, Ricardo, Mbili y Chinchu.
Había nacido en Mayari, Holguín, en 1936. Era el mayor de cuatro hermanos. Gustaba de montar a caballo, bañarse en los ríos, pescar, cazar y rastrear las montañas.
Era la imagen del revolucionario consciente, forjado con dureza en la lucha durante años; pero a la vez lleno de sentimientos, de una gran modestia y sensibilidad, manifestándose en medio de vicisitudes y peligros, sin olvidar en ningún momento su patria, padres, hijos, hermanos, ni el cumplimiento del deber revolucionario.
A mediados de los años 50 se dedicó a manejar tractores, el jamaicano Zili Hubert es quien lo enseña y apoyó en el traslado de caña a los ingenios azucareros.
Al saber que en la Sierra Maestra un grupo de jóvenes encabezados por Fidel luchaba contra el gobierno de Fulgencio Batista, colocó un cartel en su tractor donde escribió…”me voy para la Sierra, Libertad o muerte.”
Y se fue a las montañas a incorporarse al Ejército Rebelde.
Al triunfar la Revolución lo ubican en la Unidad de Tanque de Managua, bajo las órdenes de Abelardo Colomé Ibarra.
Es fundador de los Órganos de la Seguridad del Estado. Cuando se crea el departamento de operaciones especiales del Minint, es un activo oficial en materializar la ayuda solidaria de la revolución a la lucha de liberación nacional de los pueblos.
En el Congo llevó el sobrenombre de Mbili, como tercero al mando, precedido por el Che y Víctor Drake, quien señalo de él…”tenía dominio de la lucha guerrillera y clandestina. Su serenidad la probó en múltiples situaciones difíciles y riesgosas. Se preocupaba mucho por sus compañeros por quienes más de una vez arriesgó su vida”.
Del Congo se fue a Bolivia en 1966 con el fin de preparar la campaña planeada por el Che. Aquí adopta el sobrenombre de Ricardo.
En la organización de la guerrilla boliviana recopiló armas, seleccionó casas seguras para que los combatientes se refugiaran, inspeccionó zonas de posibles asentamientos insurrectos y organizó los compañeros que conformarían en núcleo inicial del Ejército de Liberación Nacional.
El Che lo calificó de… “extraordinario combatiente “(…) es una perdida sensible por su calidad.
El revolucionario Inti Peredo escribió…Ricardo o Papi como cariñosamente le llamábamos todos, fue un hombre que tuvo el peso de la preparación previa de la guerrilla. Querido por los combatientes bolivianos, respetado por los cubanos y peruanos que estaban combatiendo allí, no podíamos abandonarlo en un momento tan doloroso. Por eso porque la guerrilla desarrolla hondamente los sentimientos fraternales entre los hombres, hubo actos de arrojo tan maravillosos para salvarlo.