La Cachita: sincretismo, voluntades y sueños

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Por Sara Sariol Sosa | 4 agosto, 2022 |
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FOTO Luis Carlos Palacios

Signada por una suerte de sincretismo desde lo espiritual y desde el esfuerzo, la mediana empresa bayamesa La Cachita, se ha propuesto hacerse imprescindible en la prestación de servicios a las familias.

Aprobada por el Ministerio de Economía y Planificación, de acuerdo con el listado publicado en febrero del presente año, e inscrita en marzo siguiente, esta nueva mipyme granmense está sin sudas entre las organizaciones de su tipo con más amplio y diverso objeto social.

Sus socios fundadores Geikel Suárez García, Mildred Rondón, Leinier Licea Tamayo y Xiomara Silva Rodríguez, habían pensado inicialmente en un servicio de lavandería, para lo cual solicitaron en calidad de arrendamiento el establecimiento que con esos fines funcionó en el reparto Jesús Menéndez, de la capital provincial.

Era entonces. un discreto y único proyecto de cuatro bayameses con deseos de abrirse paso en el camino de la utilidad, tan urgida en estos tiempos de complejidades económicas y materiales.

Pero aquel sueño comenzó a perfilar nuevos y más amplios horizontes, cuando fue precisamente la dirección de la empresa local de servicios, la que les propuso el arrendamiento de todo el local que antes ocupaba el instituto de belleza La Mariposa, en el citado reparto bayamés.

Y ellos aceptaron emprender aquella gran empresa, aun a sabiendas del esfuerzo titánico que implicaría, no solo por las mejoras constructivas que requería la unidad, sino también por el aseguramiento material requerido para la prestación de servicios tan diversos.

GENERALES

Categorizada como mediana empresa por la pretensión de agrupar a 36 trabajadores, 23 hoy en activo, incluidos alrededor de una decena que antes laboraban en el instituto, La Cachita presta servicios de peluquería, tratamientos de belleza, tratamiento facial y podología, cuenta con un salón para bailoterapia, y por supuesto de lavandería para personas naturales y jurídicas, explican Geikel y Mildred.

FOTO Luis Carlos Palacios

Este último aún se realiza en volúmenes discretos, pues los equipos recibidos como parte del arrendamiento tienen un elevado nivel de deterioro, algunos sin solución, lo que llevó a los socios a ubicar allí sus propias lavadoras domésticas para emprender el servicio.

Ese es solo un signo de la admirable voluntad de estos nuevos actores, a los cuales no los ha detenido siquiera el tener que enfrentar un costoso acondicionamiento del local que, en opinión de Leinier,  ya ronda el monto de los 40 mil pesos solo para la rehabilitación de los lavadores, instalación de agua corriente, rehabilitación del alumbrado y el baño, y labores que resultan aún mínimas para cuanto aspiran lograr, para que sea aquel un sitio de referencia desde el confort y la calidad de los servicios.

Con solo dos meses de trabajo, y amén del elevado costo del arrendamiento (en general se montará en 25 mil pesos mensuales) han tratado que desde el principio sea este un negocio eficiente y rentable, porque lo más importante es imprimirle estabilidad.

En ese sentido hay una observancia constante de los costos generales en que se incurren, para procurar, con la prestación de un especialista del área económica, una formación de precios accesible a los clientes.

A propósito de los precios, acaso estos pudieran un día ser más atractivos, si desde la parte estatal se garantizaran algunos recursos, porque al fin y al cabo el esfuerzo de los socios lo merece, porque se ha rescatado una unidad insignia, y porque el fruto de ese esfuerzo beneficiará a cientos de bayameses.

Si, porque la mipyme incluye en su objeto social, también, una fábrica de productos de aseo, y trabaja en la cercana incorporación del servicio gastronómico in situ, para lo cual disponen de una cafetería, aunque la aspiración es convertirse, al mismo tiempo, en una especie de fonda para garantizar alimentos a cuantas personas sea posible.

Los socios de La Cachita aún están llenos de más sueños, y más de optimismo, como explica Xiomara Silva. Conformar una brigada para la limpieza de viviendas y edificios (también en su objeto), y llegar a poder establecer un día las entregas de la lavandería hasta el domicilio de los clientes, forman parte de esos sueños.

Porque La Cachita, sin negar esa cuota de interés lucrativo desde lo privado, se ha propuesto en primer lugar ser una servidora pública, necesaria, útil, atractiva, competitiva.

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