La danza, misterio de una vida

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero y Yelandi Milanés Guardia | 4 febrero, 2024 |
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Foto Yelandi Milanés Guardia

Desde muy pequeña Kenia Martínez Vázquez devino centro de atención de familiares y amigos, por la manera cómica y desenfadada de bailar. Tenía dos años de edad y nadie imaginó que el baile sería el epicentro de su vida.

– A los ocho años, recibí clases de danza, en la Casa de cultura de mi natal Buey Arriba: integré una banda rítmica infantil, actué como solista e integrante de una coral y participé en festivales de aficionados, con satisfactorios resultados.

“Culminado el noveno grado, ingresé en la Escuela de arte de El Yarey, Jiguaní, para formarme como instructora. Sin graduarme aún, aporté a las actividades culturales del municipio de Yara, al que llegué atrapada por el amor.

“No obstante mi escasa experiencia, asumí la cátedra de danza, una etapa muy fecunda: jornadas culturales en varias comunidades, tribunas abiertas y otros eventos del sector, incluidas algunas acciones en Bartolomé Masó y funciones como promotora cultural.

“Trabajo como profesora e instructora de danza, en la Casa comunitaria de Veguitas, cuyos resultados fueron reconocidos, este año, en la jornada de la cultura local, dedicada a homenajearme.

“Disfruto la búsqueda constante de crear e innovar, las nuevas maneras de bailar que atraigan a todos, en especial a los jóvenes, me regocija la locución, otra posibilidad para interactuar con los públicos.

“La danza no solo me ha permitido conocer las raíces y tradiciones de los lugares donde he trabajado, sino también compartir con mis alumnos, a quienes quiero como a hijos, los aconsejo y ayudo a resolver situaciones personales.

“La profesión que asumo es amor, pasión, fuente de conocimiento y requiere estudios para entender qué vamos a llevar a escena. Sugiero a los nuevos instructores mucha preparación, porque esta carrera es vida y, como tal, hay que alimentarla constantemente”.

Al decir del brasileño Paulo Coelho, el baile es una de las formas más perfectas de comunicación con la inteligencia infinita, motivación que no escapa a las pretensiones artísticas de Kenia

 

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