
Luis Acosta Fontela, conocido como Güicho Lengo, siempre añoró tener una finca, para seguir la tradición familiar y dedicarse a la crianza de animales.
Cuenta que, hace nueve años, le propusieron que solicitara tierra en usufructo por el entonces Decreto-Ley número 259 y no lo pensó mucho.
Así fundó La Esperanza, de 13,42 hectáreas, en Nuevo Yao, y en la que trabaja con el ganado mayor y menor, además de los cultivos varios y cafetaleros.
Aves, conejos, caballos, chivos, ovejos, vacas y toros; plantaciones de yuca, boniato, calabaza, un vivero de posturas de café y otros subprogramas, hacen de esta finca integral un referente en la Agricultura Urbana y Suburbana, de la cooperativa de créditos y servicios Formelio Garlobo, de Buey Arriba, en la provincia de Granma.
La venta de leche, carne vacuna y de cabra con destino a las industrias Láctea y Cárnica y el Comercio, junto a la venta de posturas de calidad, sustentan el desarrollo de esta actividad agropecuaria y satisfacen las necesidades materiales del usufructuario y su familia.
“El amor por la tierra, las plantas y enseñanzas de mi abuelo, gran productor de viandas, me motivó a cumplir con esta tarea que, a la vez, me provoca alegría, al contribuir con la alimentación del pueblo, dijo Acosta Fontela.
“Soy Licenciado en Educación y cuando ejercía las clases a los niños en el huerto, en el jardín, y, además, los seminarios de los especialistas de la Agricultura me aportaron conocimientos y ayudaron en la preparación para este desempeño.
“Mi horario es todo el día, desde las 5:30 de la mañana, que hago el ordeño, ando detrás de los animales y riego el vivero hasta por la noche que organizo el trabajo para la siguiente jornada”.
De esa manera, la suma del laborioso maestro devenido agricultor y el apoyo de su padre Luis, el tío Pedro, la esposa Dunia Díaz y de otras personas, algunos vecinos, hacen posible que el proyecto de La Esperanza sea hoy una realidad.