
A Rafael Martínez Arias la vida lo bendijo con dos grandes dones, uno es su contagiosa alegría y otro su maestría con el lente, siendo este último el motivo fundamental de habérsele otorgado, recientemente, el premio periodístico Por la obra de la vida Rubén Castillo Ramos.
Su relación con las instantáneas comenzó cuando cumplía el Servicio Militar en la Brigada de la Frontera de Guantánamo, donde se le ofertó una plaza de fotógrafo, oficio que aprendió con experimentados profesionales del lente del periódico Combatiente, radicado en Santiago de Cuba, en el que se estrenó como corresponsal de la Brigada de la Frontera.
Desde el año 1976, Felo anda por la vida con su inseparable cámara en mano y, desde entonces, tiene como filosofía que no hay fotos malas, todas son buenas, sobre todo si las haces poniéndoles corazón. Para él no hay méritos adicionales a la hora de fotografiar, ya sea la persona un ministro o un machetero, pues las ansias de hacer bien su trabajo son las mismas.
Entre los momentos cumbres de su vida profesional menciona los actos por el 26 de Julio celebrados en Granma, y los recorridos realizados con el Comandante en Jefe, destacándose en 1986, cuando se celebró el acto por el aniversario 30 del reencuentro de Fidel y Raúl en Cinco Palmas.
Allí el menor de los hermanos Castro Ruz le levantó la mano al mayor y dijo ¡Viva Fidel! acontecimiento célebre que rápidamente captó con su cámara, lo cual ha sido motivo de orgullo personal y profesional, porque su foto fue escogida para una valla que recuerda en el citado lugar el histórico hecho.
Una de sus más grandes escuelas fue la misión internacionalista en Angola, en la cual se desempeñó como fotorreportero de guerra, y donde aprendió a lidiar con el miedo a la muerte, el cansancio, el hambre, la soledad, la nostalgia por la lejanía de los seres queridos, y a sobreponerse a las adversidades.
Comenzó en el periódico La Demajagua en el 1981, y desde entonces ha recorrido de punta a cabo la geografía granmense, condición que también le ha permitido hacer amistades, conocer personalidades, merecer el elogio de lectores que admiran su trabajo, y el agradecimiento de quienes una foto realizada por él, los ha hecho famosos en esta tierra y conocidos en el mundo gracias a Internet y las redes sociales.
Honestamente confiesa: “Mis compañeros y jefes me han ayudado infinitamente, porque gracias a sus consejos soy mejor persona y profesional. De la relación con mis colegas he aprendido la importancia de que el periodista y el fotógrafo sean un equipo, para que la foto se corresponda y esté en función del texto”.
El premio otorgado, hoy, es un reconocimiento a la labor realizada por varios años y a su entrega total a la fotografía, que sinceramente –afirma- es una de sus grandes pasiones.
Todos los días este carismático guisero tiene el desafío de mostrar la realidad granmense mediante un lente, y publicar imágenes de lugares a los que nunca ha ido el lector, o de hechos que solo pueden conocer, porque él y su cámara fueron testigos de lo sucedido.
Desde hace mucho tiempo tiene como premisa que la fotografía es un arte, y para ser un buen artista del lente debes prepararte constantemente, aunque no duda que también hay un gran por ciento, que depende del talento innato que tiene el fotógrafo para sacarle a cualquier lugar o persona, la mejor imagen.