
“Cuando se crece con un padre artista, es comprensible que alguno de sus hijos se incline por el teatro. Por suerte me tocó a mí”, confesó con una sonrisa en los labios, Yamisleidis Reyes Beltrán, directora artística del Guiñol Pequeño Príncipe y descendiente del prestigioso René Reyes Blázquez, fundador de la Guerrilla de Teatreros.
“A los nueve años recibí como regalo dos títeres, Pancho y María. Dos marotes (cabezas) grandísimos. Con los cuales los muchachos de la cuadra hacíamos representaciones a partir de cuentos. Así fui enamorándome de la profesión de instructores de arte, y luego del preuniversitario, “para escándalo de todos, opté por esta carrera.
Cienfuegos le abrió gustoso sus brazos y le dio la oportunidad de nutrirse de agrupaciones de primera línea como Mainclown, donde profesionales del clown nacional e internacionales moldearon su talento. También allí ejerció como profesora de la escuela de instructores de arte.
“Regresé a Bayamo por dos cosas, La Guerrilla de Teatreros y el llamado de la maternidad. Creí haber madurado profesionalmente y aprendido lo suficiente para compartirlo”
En el 2018 el director general del Guiñol Pequeño Príncipe, Damián Jorge Hernández, pidió su ayuda en el montaje una nueva obra. Desde entonces, Yamisleidis Reyes Beltrán quedó cautivada con el gremio.
“A pesar de que les revolucioné su forma de trabajo, me han seguido como una buena guía. Cuando uno encuentra un lugarcito chiquito, donde siente ese amor y ese vínculo, le dan ganas de quedarse un ratico, a ver qué pasa.”
“El ‘ratico’ se ha convertido en cinco años ya de trabajo en la compañía, que ha gestado obras como: “Relato de un pueblo roto”, “Una ciudad, una historia” y “Cuento de camino…y he renovado otras desde mi visión como directora”, expone la también fundadora del certamen Primavera teatral.
–¿Qué ha significado trabajar para los niños?
-No sabía qué oficio iba a ejercer, pero sí tenía claro mi compromiso con la infancia. Nos toca a nosotros, como artistas, la responsabilidad de transmitirles valores para enfrentar la vida y que los hagan mejores seres humanos.
-¿Cuánto ha significado la Guerrilla de Teatreros?
-Fue mi primera conexión con el trabajo comunitario. Para mí, es la escuela formadora de valores artísticos y de los resortes comunicativos hacia el público.
“Aprendí de la vida en las zonas intrincadas del país. De ese mutuo intercambio con el público, crecemos como artistas.”
-¿Y cómo madre?
-Eso es lo más difícil. La clave es sentirse segura y confiada con quienes te rodean. Eso es precisamente lo que yo siento con mi familia, lo que me ha permitido ser valiente y enfrentar cualquier reto”, refiere Reyes Beltrán.
-¿Cómo incidió la Covid-19 en las maneras de hacer teatro?
-La pandemia reelaboró la forma de hacer teatro. Gracias a mis dos hijos, hábiles conocedores de las nuevas tecnologías, nos insertamos con videos en las redes sociales y demostramos su vitalidad y alcance, pese al confinamiento.
“Aprendí a editar, a hacer música. Fue todo un proceso de aprendizaje.
-¿Algún descendiente con inclinación por las tablas?
-El más grande con 15 años se graduó del nivel elemental de piano, y cursará estudios en el Conservatorio de Santiago de Cuba; mientras el menor, de 12 años, hace pantomima, diseña y edita.
No es de extrañar que la herencia continúe. De la misma forma que crecer bajo la tutela de su padre convirtió a Yamisleidis en una mujer entregada totalmente al teatro, sus hijos reciben el legado de esa creación capaz de renovar vidas.