
«Me gusta tu camisa», me ha dicho dos veces la árbitra FIFA Ivett Santiago Rodríguez, tras pitar partidos pertenecientes a Fútbol de Barrios Cuba en la Universidad Manuel Fajardo, y acudir a la cabina de narración cuando termino los relatos de tales encuentros.
Coincidimos por primera ocasión el 12 de octubre de 2024, a propósito de Erick Hernández. Esa mañana destrozó, en el Hotel Copacabana habanero, el récord consistente en dominar el balón más de 10 000 veces en una hora con todas las partes válidas del cuerpo.
Ella resultó una de las oficiales presentes, en pos de validar el intento, y entonces, junto al colega Ernesto Arturo Santana, conversamos en una transmisión especial de la coco. Retomo esas palabras, con motivo de la celebración del Día del Árbitro Deportivo nacional.
Solo unas jornadas antes, había llevado el banderín como segunda asistente en un enfrentamiento de la edición inicial de la W Champions Cup, de la Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf), «parecida a la Liga de Campeones europea femenil».
Participaron los tres clubes mejor ubicados en los circuitos de Estados Unidos y de México, más el monarca de Canadá, Costa Rica, Panamá, El Salvador y Jamaica, aunque este último quedó sin representación para la segunda temporada.
Precisamente, en esa isla ocurrió el debut de Ivett, en un choque entre el monarca local Frazsiers Whip y el estadounidense Ghotam Football Club, que «contaba con miembros de una selección nacional pentacampeona olímpica y en cuatro ocasiones mundial. Jugadoras de mucho nivel, una gran oportunidad de desarrollo.
«Me integré a la terna mexicana de Amairany García, Enedina Caudillo y Priscila Pérez, la mayoría experimentadas en justas de uno y otro sexos, de carácter planetario e incluso bajo los cinco aros».
En 2025, actualizó a través de un contacto reciente, sumó dos duelos en ese certamen, además de uno eliminatorio al Mundial de las féminas de Brasil-2027 y la final del clasificatorio de la Concacaf Sub-20, entre otros. Ya escribió historia en esa categoría cuando asistió a la fase final de su copa internacional en Costa Rica, tres años atrás.
Su foto de perfil en WhatsApp muestra cinco aspectos fundamentales de su filosofía y en uno de ellos asegura: «Las mujeres tenemos la capacidad para impartir justicia en el terreno y cada vez somos más visibles en el fútbol».
Bajo esa idea, y porque deviene referente de las jóvenes con su mismo sueño, mantiene comunicación con ellas y las apoya «para comprender que no es necesario provenir del deporte. Yo, particularmente, me gradué en la Universidad de La Habana y desempeño la labor de fiscal municipal, en la esfera penal, desde hace 13 años.
«Ingresé en la Educación Superior en 2007 y me vinculé al movimiento deportivo, era la portera de mi facultad. Me invitaron a entrenar con la preselección de la provincia y del país, pero a inicios de la década de 2010 entré en un curso de arbitraje y decidí cambiar a ese rol.
«Siempre digo que haber estudiado Derecho me otorga una especie de ventaja porque puedo interpretar mejor las reglas de juego, una ley, en definitiva».
La vida de Ivett transcurre en medio de la justicia, tanto en el terreno como en la sociedad, pues lleva ambos oficios al mismo tiempo. «Requiere mucho esfuerzo y horas de dedicación entre el entrenamiento diario, los partidos, el análisis del reglamento y determinadas acciones».
Pese a la importancia de su trabajo en los estadios, no puede recibir un salario por él, debido a los rasgos aficionados del sistema deportivo. «En Cuba no se puede vivir del arbitraje, solo percibimos un estipendio por choque y nos respaldan con viáticos cuando salimos al extranjero.
«Si me convocan a eventos muy largos tomo licencia deportiva y me autorizan en la Fiscalía a partir de una solicitud del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación. Si resultan más cortos puedo emplear variantes como pedir días de mis vacaciones».
Si le preguntan sus metas, responderá crecer, aprender y demostrar la calidad de los silbantes cubanos y su capacidad para estar donde se definen los títulos más importantes en el fútbol.
