La mejor versión de sí mismo (+fotos)

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 14 noviembre, 2024 |
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Foto Frank Espinosa Fonseca

“Cuídate y regresa sano y salvo”, fueron las palabras que el liniero Félix Segura González escuchó de su esposa al partir hacia La Habana a apoyar en la recuperación del servicio eléctrico, en tanto su pequeña, con ojos llenos de inocencia, le suplicó: “Papito, no te vayas”, pero ni aquella frase llorosa ni el abrazo familiar pudo apartarlo de tamaño compromiso.

Al recibir la noticia de que debía partir hacia Artemisa para participar en la recuperación de los daños al sistema eléctrico causados por el huracán Rafael, el liniero especializado Félix Segura González se encontró ante un profundo dilema: la lealtad hacia su familia y el compromiso con su deber profesional.

Mientras su corazón anhelaba quedarse junto a sus seres queridos, su sentido del deber lo impulsaba a ayudar a aquellos que habían sufrido las consecuencias de la tormenta.

“Mi familia lo es todo para mí, pero también mi patria”, asevera este liniero que, con cada jornada de trabajo, siente el peso de ambas responsabilidades en su corazón.

Para él, la familia representa el refugio, el amor incondicional y el apoyo que lo impulsa a seguir adelante, incluso en los días más difíciles. Cada sonrisa de sus seres queridos es un recordatorio de por qué se esfuerza tanto.

En el poblado de Caimito, ubicado en la misma Carretera Central, al noreste de la provincia de Artemisa, el eco del huracán Rafael aún resonaba en las calles: las viviendas, desgastadas y despojadas de su esencia, mostraban cicatrices visibles, mientras que el tendido eléctrico yacía enredado y caído, como un testigo silente de la ira de la naturaleza.

A este escenario, llegó Félix Segura González junto a otros integrantes de la UEB de Río Cauto pertenecientes al contingente Desembarco del Granma de la Empresa Eléctrica de esta homónima provincia.

La magnitud de los daños era notoria, sin embargo, la escasez de recursos no detuvo su determinación.

“Hoy barrenamos tres cuchillas que quedaron instaladas, enarbolamos postes, les dimos tensión y desarbolamos líneas para llevarlas a su lugar”, explicó este avezado liniero, jefe de brigada.

Fotos Frank Espinosa Fonseca

Su voz, firme, experimentada y llena de propósito, resonaba entre los jóvenes que lo acompañaban.

Dos linieros especializados y dos eléctricos,  con una edad promedio de 25 años, se preparaban para el arduo trabajo; tres de ellos novatos en el continente, pero con un entusiasmo y deseos de aprender palpables.

“Son jóvenes responsables. Discutimos el trabajo de cada jornada antes de empezar, tienen mucho interés y conocimiento. Tratan de hacerlo todo con excelencia, como caracteriza a los eléctricos granmenses”, manifiesta Félix Segura González, quien ya había tenido la oportunidad de participar en este Contingente . Para él, cada misión es una oportunidad de forjar el futuro.

Fotos Frank Espinosa Fonseca

“El trabajo avanzaba con calidad. El juego de cuchillas que se desmontó estaba en malas condiciones, pero cambiamos todo el herraje aunque los recursos han estado limitados”, describe.

En el contingente Desembarco del Granma, la juventud es un recurso valioso que Félix Segura González, entre los más experimentados, pule día a día con su sabiduría.

Como liniero, entiende que su labor no solo sostiene a su familia, sino que también es un acto de servicio al país. La conexión entre su familia y su patria es inquebrantable; ambos son pilares fundamentales en su vida, por eso, cada vez que se enfrenta a un desafío, lo hace con la determinación de honrar a quienes ama.

En su corazón, sabe que el amor por la familia y la patria son dos fuerzas que lo guían y lo motivan a ser la mejor versión de sí mismo.

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