A la memoria de Plácido

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 18 marzo, 2025 |
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Gabriel de la Concepción Valdés, conocido por Plácido, nació el 18 de marzo de 1809 en La Habana. Fruto de los amores clandestinos entre la bailarina burgalesa Concepción Vázquez y el mulato peluquero Diego Ferrer Matoso, su nacimiento quiso mantenerse en secreto, por lo que fue depositado por su madre en la Casa de Beneficencia y Maternidad a los pocos días de nacido.

Algunos meses después su padre lo sacó de allí. Hasta los diez años de edad no asistió a la escuela. A los doce  escribió sus primeros versos, un soneto titulado “Una hermosa”.

La inestabilidad económica de su padre le llevó a trabajar en una carpintería. Ese mismo año ingresó como alumno en el taller del retratista Vicente Escobar, pero abandonó estos estudios en 1823 para aprender el arte de la tipografía en la imprenta de José Severino Boloña.

Los requerimientos económicos le impulsaron a la búsqueda de otro oficio más remunerativo: la fabricación de peinetas y otros objetos de carey.

Su maestría en esta labor lo llevó a trasladarse a Matanzas a fines de 1826, donde después de cinco años de permanencia en esa región,  (1826-1832), donde aumentó su fama de poeta. Regresó a La Habana, estudió literatura, gracias a la ayuda económica que le prestó el farmacéutico Francisco Prendes, poco después obtuvo éxito con su poema “La siempreviva”, en el certamen literario denominado Aureola Poética.

En 1836 se unió maritalmente con una hermosa mujer de piel blanca que ocultó en sus poesías con el nombre de Celia y regresó a Matanzas ese mismo año, para trabajar en el periódico La Aurora .

A fines de 1836, José María Heredia le hizo una visita en el taller donde trabajaba con el fin de conocerlo. Su pobreza conmovió a Heredia, quien le propuso pagarle los gastos para que se fuera a vivir a México, invitación que declinó con distintos pretextos. En 1840, se trasladó a Villa Clara, donde permaneció unos diez meses. Trabajó en una platería y colaboró en el periódico El Eco, de Villa Clara.

Su activa vida social atrajo las suspicacias de las autoridades españolas. Una noche fue reducido a prisión de manera inesperada, pero fue puesto en libertad gracias a gestiones uno de sus admiradores.

En 1842 al regresar de un viaje a Cienfuegos fue detenido, y remitido a la cárcel de Trinidad (Las Villas). Aunque no pudo comprobarse su supuesta actividad conspirativa, permaneció en la cárcel durante más seis meses. Ya libre, regresó a Matanzas a fines de noviembre de 1843.

Poco tiempo disfrutaría de libertad, pues fue detenido nuevamente el 30 de enero de 1844, acusado de ser uno de los supuestos jefes de la conspiración que luego fuera denominada “De la Escalera”.

En un proceso amañado, carente de garantías, fue sentenciado a morir, junto con otros diez acusados. El 28 de junio de 1844 fue fusilado en Matanzas bajo la acusación de ser uno de los integrantes en la Conspiración de la Escalera.

Siempre firmó su obra literaria con el seudónimo Plácido, por el cual es universalmente conocido este representante del Romanticismo.

(Tomado de EcuRed)

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