La noche del 25 en Santiago de Cuba

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 26 julio, 2024 |
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La noche del 25 de julio de 1953 el pueblo de Santiago de Cuba celebraba en las calles las tradicionales fiestas carnavalescas. Aprovechando el júbilo y la alegría los combatientes que asaltarían al Cuartel Moncada salían marchando en pequeños grupos hacia la pollería, en la carretera de Siboney.

Reunidos 121 hombres y dos mujeres vestían uniformes idénticos a los que llevaba el ejército de la tiranía para disimular y causar confusión.

Una vez listos, Fidel en voz baja expuso el plan y las tareas específicas a los diferentes grupos que tenían que cumplirlas.

El objetivo principal de aquella acción era la toma del cuartel Moncada y los puntos de apoyo como el Hospital Saturnino Lora y el Palacio de Justicia.

Los combatientes estarían divididos en tres grupos. Uno, sería comandado por Fidel Castro. Debían entrar por la postas tres sin disparar un tiro y tomar por sorpresa los sitios claves de la fortaleza.

El Hospital Saturnino Lora lo ocuparían 21 combatientes bajo la guía de Abel Santamaría. Su misión consistía en prestar asistencia médica a los heridos con el apoyo del Doctor Mario Muñoz Monroy y Melba Hernández y Haydee Santamaría que harían las veces de enfermeras.

Y un tercer grupo lo dirigía Raúl Castro, que tomaría el Palacio de Justicia, el edificio más alto de la ciudad. Desde allí debían impedir el uso de la ametralladora 50 ubicada en la azotea del Club de Oficiales.

Fidel explica detalladamente el plan y a continuación designa como segundo jefe del movimiento a Abel Santamaría, en caso de que él pereciera.

También aquella noche Fidel, el jefe de la revolución, leía el Manifiesto del Moncada, redactado por Raúl Gómez García.

«Ante el cuadro patético y doloroso de una República sumida bajo la voluntad caprichosa de un solo hombre, se levanta el espíritu nacional desde lo más recóndito del alma de los hombres libres. Se levanta para proseguir la revolución inacabada que iniciara Céspedes en 1868, continuó Martí en 1895, y actualizaron Guiteras y Chibás en la época republicana. En la vergüenza de los hombres de Cuba se asienta el triunfo de la Revolución Cubana».1

De igual manera precisa la posición de sus participantes: «Ante la tragedia de Cuba, contemplada en calma por líderes políticos sin honra, se alza en esta hora decisiva arrogante y potente, la juventud del Centenario, que no mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar con sacrificio y triunfo, el sueño irrealizado de Martí».

 

Las acciones del 26 de julio de 1953 fueron el inicio de una lucha que culminó con la victoria en en primero de enero de 1959.

 

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