
Palabras de Yudelkis Ortiz Barceló, primera secretaria del Partido en Granma, durante el acto por el aniversario 67 del Desembarco del Granma, celebrado el 2 de diciembre en Las Coloradas, Niquero.
Buenos días.
Compañeros de la presidencia.
Compatriotas:
Es suficientemente poderoso el motivo que me honra en esta oportunidad de dirigirme a ustedes: hace hoy 67 años que este espacio de mar y tierra fue testigo de una epopeya definitoria por la libertad de Cuba, el desembarco del Granma. A partir de aquella fecha del año 1956, la Historia de la Patria no puede concebirse sin ese acontecimiento preclaro que significó la decisión de salir, llegar y vencer; la de ser libres o mártires.
Me represento entonces, con estas palabras, que hablar en nombre de Cuba que se viste hoy de homenaje, es abrazar nuestra Historia, es ratificar un compromiso. Hacerlo desde este sitio, un altar sagrado, ante este pueblo que es su razón, es adicionalmente, motivador de nuestras fuerzas, de nuestras mejores ideas, y de las esperanzas enaltecedoras del bien para todos, ese motivo que fue la proa de aquella embarcación que trajo a la Patria a 82 expedicionarios con un mismo ideal, y bajo el mando de un Líder: Fidel.
Fidel que nos recuerda, con el Granma, la continuidad de la estrategia liberadora de nuestros mambises del siglo anterior, al Martí de Playitas de Cajobabo; enfrentando el mismo peligro pero teniendo a Cuba como el escenario donde desencadenar por fin, un plan de lucha armada que fuera capaz de derrocar el régimen del dictador Fulgencio Batista, el mismo enemigo del 26 de julio de 1953.
En esta concepción, esta vez diseñada con una madurez superior, con una experiencia de lucha ya incorporada, con los rigores de la prisión en la piel, la Sierra Maestra figuraba como un escenario ideal para el desencadenamiento de la insurrección. Lo era desde el punto de vista topográfico, y lo era también desde el punto de vista social, en una región que, por su rica historia, representa un baluarte de luchas. El Jefe del Movimiento 26 de Julio, no solo, no ignoró ninguno de estos elementos que determinó como claves en su estrategia, sino que a base de ejemplo, de confianza (en sus propias ideas y en las de su pueblo), de una voluntad indoblegable de sacrificio, de un espíritu siempre victorioso, y siendo un profundo conocedor de lo más valioso de nuestra Historia, supo reunir en aquellos hombres que entonces le siguieron, toda la fuerza moral que hacía falta en Cuba para alcanzar la victoria del 1 de enero.
Cuando aquellos hombres fueron capaces de enfrentar tanto peligro, cuando expusieron tanto la propia vida, cuando a ciencia cierta nadie podría asegurar que llegarían con bien en medio de un mar tempestuoso, solo es posible hallar en los sacrificios que reclama Cuba, la única respuesta capaz de convencernos de que, en el Granma, navegó la idea de nuestra libertad para siempre. Hay en ello un valor ético inconmensurable que se olvida ni un solo día, en los combates que hoy libramos en defensa de la Revolución que ellos nos legaron. Y qué difícil fue conquistar tanta gloria.
Es imposible en ese reconocimiento dejar de enaltecer el valor y el sacrificio que constituyó aquella travesía angustiosa de siete días, y luego enfrentar la hostilidad natural con que el mangle los recibió ya en suelo patrio: fueron mil 500 metros hasta tocar tierra firme, en una demostración más de firmeza en la voluntad que en las propias reservas físicas, ya muy limitadas, con que contaban los expedicionarios al arribar. Como si no fuera suficiente, las rocas con puntas constituyeron el camino que siguió el grupo por tres días, en torno a la difícil geografía de costa en un paraje inhóspito. Y una tras otra, se fueron venciendo las pruebas hasta llegar el fatídico resultado del 5 de diciembre, cuando el destacamento se vio envuelto en combate desigual y por sorpresa, en una verdadera hazaña en defensa de su propia existencia, entre campos de caña, matorrales de marabú, escuadras completas de armas enemigas, y balas de ametralladora disparadas desde el aire por aviones buscadores de la muerte. El saldo de aquella tragedia no pudo ser conocido inmediatamente, en 28 partes se dividió aquel destacamento, 13 combatientes quedaron totalmente aislados y solos; Fidel junto a Faustino y Universo. Días por venir de duración infinita, prolongados por la angustia del desconocimiento, el asedio del enemigo, el dolor de la muerte como destino seguro de muchos, y un camino largo aún por recorrer.
La Sierra Maestra continuaba siendo en la mente de quienes pudieron sobrevivir, la meta a alcanzar: había sido la orden del Comandante. Alegría de Pío significó, entonces, la muestra más fehaciente del pacto de Fidel con la vida, y de su fe indoblegable de convertir los reveses en victoria. Así, tras jornadas de estremecedora fortaleza, resistencia y aplomo, el 10 de diciembre, Fidel y Raúl, indistintamente, reemprenden el camino. Alcanzados los primeros contactos con la red campesina preparada por Celia para apoyar el desembarco, logran llegar a la finca de Ramón Pérez Montano, en Cinco Palmas. Fidel llega el 16 junto a Faustino y a Universo; el grupo encabezado por Raúl, dos días después.
Allí, dos semanas después de Alegría de Pío, se va a producir el reencuentro de Fidel con Raúl. No tengo dudas en afirmar que las páginas de nuestra historia nos regalan, con ese momento de indescriptible emoción, uno de los más trascendentales, merecidos y comprometidos abrazos de la Revolución. La frase casi inmediata, que sobrevino después de sacar cuentas sobre la cantidad de fusiles con que contaban, de que ¡ahora sí ganamos la guerra! pudo seguramente sorprender a los testigos de aquel momento; pero la esencia que en ella firma Fidel, compatriotas, es que a Cuba no podremos fallarle jamás, por muy difíciles que sean las circunstancias.
Tres días después, llegarán al mismo punto los expedicionarios que han seguido a Juan Almeida, una pequeña tropa de hombres inmensos, entre ellos Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos y Ramiro Valdés. Totalizaban 21, y fueron suficientes.
Suficientes para escribir una de las páginas más ejemplares y cimeras de nuestra Historia, por el valor de sus hacedores, por la disposición a toda prueba de darlo todo en nombre del ideal de libertad y el amor por Cuba. Suficientes para demostrar la trascendencia de la confianza y del papel del líder en una epopeya. Suficientes para legarnos el valor del ejemplo, y el camino por el cual seguir desembarcando, en cada 2 de diciembre, poniendo proa por la Revolución cubana, una especie de pacto sagrado de luchar por el ideal de la dignidad plena del hombre que divisó Martí mediante el único medio posible y que Céspedes se encargó de fundar para Cuba: “La santa guerra (…) a fuerza de sangre y de virtud”, respetuosa de la ley, y a la que se acudió “con el entusiasmo en el corazón y la risa en los labios”, que es sin lugar a dudas un significado atribuible a los alcances de la revolución como un fenómeno consciente y emancipador.
En ese camino, ardoroso y fecundo no exento de desacuerdos estratégicos, se involucran las masas de hombres oprimidos, los otros tantos que inteligentemente resisten, y la victoria de la justicia como un fin aglutinador
Fidel en nuestro tiempo, como lo fue antes Martí, es alma. Porque en él la guerra es por la vida y por la existencia libre de la reflexión, de la prudencia, de la utilidad y de la honra. Tal apreciación añade el carácter del amor triunfante, una forma de elevación de la conducta ética y responsable que se produce sobre los desgarros del sacrificio de la Nación. Es, en la más elevada dimensión programática, el valor de la relación muerte-vida, un reconocimiento implícito y congruente con la noción “morir por la patria es vivir”.
En las condiciones de Cuba, el Granma representó la continuidad histórica de la Revolución, una invocación al pueblo como garante de sí mismo, lo cual significativamente encarna el sujeto histórico concreto, director, ejecutor y beneficiario.
Cuando las ideas patrióticas y socialistas hallaron su forja más trascendental, el 26 de julio de 1953 tendría un autor intelectual; lo dijo Fidel: fue José Martí. Ello significó la más notable invocación de precedencia con valor legitimante para una generación que había echado a andar, en su nuevo periodo, la Revolución martiana. Su forja, que fue también socialista, universal y antimperialista, fue capaz de trascender los muros de las cárceles, sobrevivir el llano y las montañas, venciendo a la tortura, al odio y la muerte, hasta conquistar toda la libertad con la clarinada del 1ero. de enero.
Casi 65 años han transcurrido desde entonces, y aquí continuamos hallando a Fidel, al frente del Granma, con una nitidez sin precedentes, inundando la obra creativa, esencialmente humanista, emancipadora y de resistencia del pueblo cubano en Revolución, que transforma y se transforma a sí misma en tiempos de debates ideológicos encarnizados, de dura batalla económica, de constantes delimitaciones políticas, y frente al mismo enemigo histórico, gigante y codicioso.
En los retos colosales que se vislumbran, en el camino irrenunciable de nuestra soberanía, se agiganta la obra de la Revolución llena de vida: la misma revolución que proclamaron en la Constitución del 10 de abril de 1869 nuestros padres. Demasiadas confluencias, demasiado compromiso, para jamás temblar.
Compatriotas, granmenses: llevemos en nuestros corazones los múltiples significados que encierra cada 2 de diciembre, todos los días del año. Y la víspera del advenimiento del aniversario 65 de la Revolución, renovemos con fuerza suficiente nuestro compromiso con el futuro. El Partido, inmortal como las ideas sembradas en esta tierra por Fidel, nos convoca a jornadas de esfuerzo decisivo.
La convocatoria de la dirección del Partido es a trabajar duro, a los cuadros, al Gobierno, a las organizaciones políticas y de masas, les corresponden encabezar la batalla de nuestro pueblo en esta jornada de esfuerzo decisivo, con nuestra militancia del Partido y de la Juventud a la vanguardia.
Aquí no hay ninguna actividad que no tenga responsable, la que se debe asumir de manera consecuente, con agilidad, integralidad, iniciativa y creatividad, con cultura del detalle y con el firme compromiso de cumplir las tareas asignadas.
Fidel nos dijo que frente a cualquier dificultad objetiva, los hombres deben crecerse. La vida presenta innumerables alternativas y acciones posibles frente a cada problema, lo que no debe nunca aceptarse ninguna excusa para dejar de cumplir la tarea, ni permitir que las dificultades se conviertan en pretextos justificativos y conformistas.
Demostremos una vez más el SÍ SE PUEDE Y EL SIEMPRE SE PODRÁ al que nos convocan Fidel y Raúl.
Estamos convencidos que cada granmense reclamará su puesto de vanguardia en esta jornada.
Entre las tareas y actividades principales que debemos priorizar están las siguientes:
- Trabajar intensamente para que la provincia, sus municipios, empresas y centros de trabajo, cumplan sus planes técnicos económicos con una mayor eficiencia, siendo consecuentes con los compromisos contraídos con la dirección del país, para enfrentar los retos y desafíos de la situación actual.
- Lograr un comportamiento favorable en la ejecución del presupuesto, bajo el concepto de que el presupuesto es sagrado. Nadie puede gastar más de lo que tiene aprobado.
- Cumplir con calidad las obras y objetos de obras del proceso inversionista y del plan de mantenimiento y reparación de cada municipio, organismo y centros de trabajo.
- Garantizar el cumplimiento y crecimiento de los programas de producción de alimentos, logrando una mayor presencia de estos en los mercados agropecuarios. Trabajar intensamente por sembrar 50 mil ha de tierra de la campaña de frío en saludo al triunfo de la Revolución. Y la creación de 5 nuevas áreas de desarrollo agrícola.
- Garantizar la reparación de los centrales , iniciar la zafra azucarera en la fecha prevista y cumplir el plan de siembra de caña.
- Cumplir el plan de circulación mercantil, prestando atención diferenciada a la venta de productos alimenticios.
- Incrementar la producción de materiales de la construcción y concluir las viviendas y células básicas habitacionales comprometidas.
- Enmarcarnos en el plan de consumo de energía eléctrica. Establecer efectivas medidas de ahorro en el uso de portadores energéticos, principalmente combustible.
- Lograr un efectivo control interno, eliminando en cada lugar las causas y condiciones que provocan el delito, las indisciplinas, las ilegalidades y los hechos de corrupción, para lo cual es necesario elevar la vigilancia y la combatividad de todos los revolucionarios. Cada centro de trabajo debe proponerse la condición de centro libre de actividades delictivas durante los 29 días de la Jornada de Esfuerzo Decisivo.
- Garantizar el cumplimiento de todas las tareas de la preparación para la defensa.
- Mejorar la calidad de todos los servicios que se prestan a la población con un uso racional de los recursos.
- Consolidar el trabajo comunitario a nivel de consejo popular y circunscripciones, con la activa participación de todos los factores y el pueblo en la solución de sus problemas.
- Trabajar en el mejoramiento de la situación higiénico sanitario del territorio, haciendo cada cual lo que le corresponde.
- Se le debe prestar todo el apoyo a la organización y realización de las actividades culturales, deportivas y recreativas de fin de año.
- Debe constituir una preocupación permanente de todos los granmenses el trabajo que hay que hacer para mejorar la imagen del territorio y poder mostrar cada día una provincia más bella, higiénica, ordenada y disciplinada, objetivo este que lograremos con el aporte de todos y la forma en que seamos capaces de cuidar todo lo que hacemos.
- Cada municipio, organismo, centro de trabajo, consejo popular, barrio y comunidad, debe trabajar intensamente para declararse listo para esta celebración, con cultura del detalle, como nos pide el Primer Secretario del Comité Central, compañero Miguel Díaz Canel Bermúdez.
- Se le debe continuar prestando la máxima atención al proceso de transformación de barrios y comunidades, con el objetivo de mejorar las instalaciones de cada uno de los organismos.
Tenemos que multiplicarnos, son varios los frentes y las tareas a cumplir, todo debemos hacerlo con una adecuada organización, disciplina, control y motivación.
Entre el 20 y el 25 de diciembre cada centro de trabajo efectuará su acto por el 65 Aniversario del Triunfo de la Revolución, donde realizará una evaluación del cumplimiento de los compromisos contraídos.
Será necesario organizar muchas jornadas después del horario laboral para apoyar otro grupo importantes actividades que en los más diversos frentes debemos desarrollar.
Cada municipio realizará su acto y en lo relacionado al acto provincial, lo realizaremos en el municipio Rio Cauto.
Intensas jornadas de trabajo nos esperan y las venceremos, con la especial motivación, el orgullo y el compromiso de todos los Granmenses .
¡Granmenses!
La Patria nos convoca a darlo todo en la defensa de la Revolución Cubana; la historia, madre de la ideología e inspiradora de ideas y energías, muestra el camino de la unidad; somos los responsables de encauzar el combate y de alcanzar la victoria; en tal sentido, les aseguro que ¡no habrá alto al fuego en el combate!; ¡no existe claudicación!, ¡no hay derrota!, como lo establecen los preceptos de la “Guerra de todo el pueblo”, de las Fuerzas Armadas Revolucionaria, la cual aprovecho para felicitar por su aniversario (para la que pido un fuerte aplauso).
En los momentos más difíciles de la ejecución de cada tarea, cuando se necesite orientación y guía, acudamos a la firmeza ideológica y patriótica, como sucedió en Alegría de Pio, cuando se expresó: “¡AQUÍ NO SE RINDE NADIE C…!”
Seamos fieles a Fidel, al legado que el Granma aquí desembarcó, al presente, al futuro, y a Cuba.
¡Viva la Revolución Cubana!
¡Vivan por siempre Fidel y Raúl !
Socialismo o Muerte
Patria o Muerte
¡Venceremos!