La salud emocional también cuenta

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Por Meliza Vargas | 12 diciembre, 2023 |
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foto tomada de fundaciondelcorazon.com

Por lo general, cuando nos preocupamos por la vitalidad de otra persona, preguntamos por su estado físico, obviando un factor clave en el bienestar general del ser humano: la salud emocional.

Según la Organización Mundial de la Salud, esta se define como el estado de placidez en el cual un individuo es consciente de sus propias emociones, es capaz de manejarlas adecuadamente, enfrentar los desafíos diarios y establecer relaciones saludables con los demás.

El aspecto mental alcanza dimensiones más complejas que el funcionamiento meramente orgánico de la persona, por lo que la manera de sentirse hacia uno mismo también requiere de nuestro cuidado.

Los especialistas advierten que una mala salud emocional puede debilitar el sistema inmunitario del cuerpo, haciendo al sujeto más propenso a desarrollar sintomatologías físicas que muchas veces desembocan en enfermedades peligrosas.

Además, cuando una persona está atravesando momentos emocionalmente difíciles, y se siente estresado, ansioso o molesto, no puede cuidar su salud de una manera óptima.

Los expertos sugieren, asimismo, que aprender de las experiencias adversas y encontrar maneras constructivas de afrontar las problemáticas es fundamental para recuperarse de sucesos estresantes y superar las disímiles dificultades que se presentan en nuestro recorrido por la vida.

El estado de equilibrio entre un individuo y su entorno garantiza la participación laboral e intelectual, así como la inserción en la sociedad, ya que mantener vínculos saludables coadyuva al bienestar emocional del ser humano.

Respecto a la relación con las personas que nos rodean, es recomendable, por tanto, trabajar en el desarrollo de habilidades de comunicación efectivas y la empatía.

Las emociones son eje central de nuestra existencia, porque nos informan, movilizan a la acción y permiten actuar de una manera más precisa.

Aprender a escucharlas, a tomarlas en cuenta en nuestra toma de decisiones y estilos de afrontamiento a las adversidades, forma parte de una inteligencia emocional que nos prepara justamente para nuestro bienestar y autodesarrollo.

Sin embargo, en ocasiones, los sentimientos negativos no desaparecen solos, y son tan fuertes que nos impiden disfrutar de la vida a plenitud.

Cuando no sabemos cómo lidiar con el estrés, adaptarnos a los cambios o hacer frente a los desafíos cotidianos, resulta crucial buscar asistencia especializada que nos ayude a desarrollar habilidades de afrontamiento afectivas, pues no es recomendable recurrir al consumo de drogas o al aislamiento social.

En este sentido, es importante también crear conciencia sobre la necesidad de hablarle con total transparencia al médico acerca de nuestros sentimientos y problemas, posibilitando que este identifique si estamos perturbados y ansiosos, y lograr así un diagnóstico de salud certero.

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