En la supervisión de la generación con Fuentes Renovables de Energía (FRE) figura el nombre de una mujer: Lilian Figueroa Prado – ingeniera mecánica, natural de la provincia de Holguín–, quien funge como Especialista A en Explotación de Centrales Eléctricas en Isla de la Juventud.
Comencé a laborar en la empresa integral eléctrica del municipio especial en diciembre de 2001, lo cual significó mucho para mí en lo personal y profesional. Allá en San Germán, solo tenía la oportunidad de trabajar atendiendo la caldera del Central Azucarero Urbano Noris, donde permanecí por dos años cumpliendo mi servicio social, expone.
Ahonda en que las condiciones laborales eran peligrosas, porque la caldera –como cualquier olla de presión doméstica– puede explotar por avería y en consecuencia las personas sufrir graves lesiones. “Fue un período difícil, trabajé por turno, había bastante bagazo en el ambiente, enrarecido además a causa del ruido y las altas temperatura”, dice.
Cuando llegué a Isla de la Juventud encontré un panorama totalmente diferente, narra con especial brillo en los ojos.
En la Empresa Eléctrica, esta mujer tuvo la posibilidad de laborar como trabajadora del área comercial, certificadora de metros contadores reparados, especialista en explotación de Grupos Electrógenos de Emergencia y directora (2013-2016) de la Unidad Empresarial de Base de Fuentes Renovables de Energía.
Recuerda los avatares que en ese lapso presupusieron la construcción, emplazamiento, puesta en marcha y sincronización de los tres parques solares fotovoltaicos del territorio con el sistema electro-energético local.
Problemas de salud me alejaron de mis funciones como directora –la mueca revela dolor–; ahora vivo con un solo riñón, el otro me lo extirparon, habla quien vive su quinta década de existencia.
Inmediatamente, manifiesta capacidad de resiliencia y cuenta que a partir de entonces se desempeña como Especialista A en Explotación de Centrales Eléctricas.
Atiendo los tres parques solares y el experimental eólico junto a los integrantes de mi brigada, donde soy la única fémina. Trabajar entre hombres es difícil pero me he ganado mi espacio y el respeto de ellos… al punto de convertirme en su consentida, refiere.

Alude ahora a especificidades de su trabajo, en el cual subraya el sistema implementado para revisar la estructura de las mesas y toda la tornillería, así como para abatir los aerogeneradores y amarrar las palas a fin de evitar daños durante la temporada ciclónica (del primero de junio al 30 de noviembre).
Lilian tampoco escapa a la doble jornada, que se inicia en su puesto de trabajo a las 6:45 am y concluye a las 4:30 pm. Aunque aclara que no pocas veces comparte con su esposo las labores domésticas y reconoce en él un soporte importante en la educación de sus dos hijos varones e incluso cuando sale de casa a reuniones, capacitación o talleres internacionales.
A finales de la década de los años 80 no se hablaba de género ni de empoderamiento de las compañeras, no obstante opté por una carrera que para muchos identificaba al sexo masculino. Si volviera a nacer, elegiría otra vez ingeniería mecánica en la especialidad de termo-energética, porque me ha permitido realizarme como profesional y como mujer, acota.