
El fallecimiento de Santiago Silva conmovió la nostalgia, esta semana, en buena parte de la comunidad artística de Granma.
Conocido por su dedicación y amor a la música, Silva dejó una huella imborrable en el pentagrama sonoro de la región, sobre todo como director musical del combo Agüero, de Bayamo, durante muchos años.
Su versatilidad lo llevó a destacarse como flautista, acordeonista y arreglista, que junto al empeño por innovar en la interpretación de la armonía tradicional cubana, le valieron el respeto y la admiración de colegas y seguidores.
Entre lo más significativo de su labor profesional sobresale la fundación del Cuarteto Silva, agrupación de pequeño formato que logró capturar la esencia de la música cubana, dotándola de un carácter fresco y moderno mediante el arreglo musical.
A lo largo de su carrera, Santiago Silva estuvo insertado en múltiples proyectos musicales que buscaban promover la cultura y la tradición territorial, cuyo legado perdura en las memorias de quienes tuvieron el privilegio de trabajar y colaborar con él.
La pérdida de este gran músico es, sin duda, símbolo de la tristeza que envuelve a la cultura regional, también un recordatorio de la riqueza que dejó tras de sí en defensa del patrimonio cubano.
A familiares y amistades, nuestras condolencias.
