
Desde el llano hasta las comunidades más remotas de Granma, la huella de Leydis Pompa Otero, especialista en la Explotación de Centrales Eléctricas y responsable del Proyecto LEMI (Proyecto de Cooperación Climática Sur-Sur, financiado por inversión china), es un testimonio de resiliencia, pasión y una firme lucha contra los estereotipos. Este proyecto, se enfoca en la instalación de Sistemas Fotovoltaicos Autónomos (SFV-A) en viviendas intrincadas de nuestra geografía, por la Empresa Eléctrica de Granma.
A sus 30 años, esta joven madre y profesional del sector eléctrico ha demostrado que el conocimiento, la voluntad y el amor por un trabajo bien hecho pueden transformar no solo vidas, sino también el futuro energético del país.
El camino no ha sido fácil. Tras ser madre muy joven, tuvo que pausar sus estudios. Sin embargo, la maternidad, lejos de ser un obstáculo, se transformó en su motivación: “Quiero que mi hijo vea que, con esfuerzo, se puede alcanzar cualquier meta”, confiesa.
A los 25 años, Leydis se incorporó a la Empresa Eléctrica de Granma, una decisión que cambiaría su vida. Comenzó desde cero y hoy, como líder del Proyecto LEMI, se encarga de supervisar la instalación de los SFV-A en Granma, programa que abarca un total de mil 200 paneles, de los cuales 764 se implementarán en una primera fase, con incidencia en los 13 municipios.
Aunque no es la única mujer en su equipo, nunca permitió que su género definiera sus capacidades. “Sé cómo armar una mesa para soportar el panel, sé instalar el sistema; a veces mis compañeros se sorprenden, pero a mí me gusta ir a los lugares, no quedarme detrás de un escritorio. Prefiero ver las cosas, palparlas con las manos. Hoy puedo certificar y decirte si el trabajo está bien hecho porque he dedicado tiempo a estudiar y a llevar los conocimientos a la práctica. Todo depende del interés que uno ponga”.
Su rol exige precisión: supervisar desde la calidad técnica hasta el impacto social. “No es solo verificar el montaje de los paneles; es asegurar que cada instalación se realice correctamente para que cada familia tenga electricidad”, explica.
Una de las mejores decisiones que ha tomado en su vida, confiesa, es unirse a la empresa, un paso que le ha abierto muchas puertas, especialmente para retomar sus estudios en Ingeniería Industrial, lo que ha requerido equilibrar sus conocimientos con una férrea disciplina.
“Aprendí sobre varios frentes, desde la construcción de parques fotovoltaicos hasta la integración de sistemas en comunidades aisladas. Me ha abierto las puertas a un mundo de oportunidades que no conocía. Estoy infinitamente agradecida y orgullosa de trabajar en esta entidad”, afirma.

Su dedicación la llevó a especializarse en energías renovables, un área clave para Cuba en medio de la crisis de combustibles y del colapso de las termoeléctricas. Para Leydis, su trabajo va más allá de los cables y los paneles solares. Lo que más le enorgullece es llevar electricidad a comunidades remotas.
Todavía, recuerda con emoción el primer panel fotovoltaico que ayudó a instalar en una comunidad sin acceso a la red: “Ver a los niños estudiando bajo una bombilla o a los abuelos usando un ventilador, no tiene precio. Cada proyecto es un paso hacia la soberanía energética de Cuba, migrando de combustibles fósiles a fuentes renovables. No solo combatimos apagones; cambiamos vidas”, enfatiza.
Con una sonrisa que refleja orgullo y humildad, Leydis Pompa Otero continúa desafiando normas y sembrando esperanzas, demostrando que, en el mundo de la electricidad, el corazón y la mente son los verdaderos conductores de la energía. “Estamos tratando de buscar alternativas, porque siempre he dicho que es mejor buscar soluciones que plantear problemas”, concluye con determinación.