
Desde el desembarco de los expedicionarios del yate Granma, por Los Cayuelos, en el municipio de Niquero, el 2 de diciembre de 1956, hasta la huida del dictador Batista, en vísperas de año nuevo de 1959, trascurrieron 25 meses.
Vale preguntar: ¿cómo fue posible que el pequeño grupo que logró escalar las montañas de la Sierra Maestra forjara el combativo Ejército Rebelde? ¿Qué causas condujeron a un triunfo que Fidel siempre profetizó, aun en las circunstancias más difíciles de la vida guerrillera?
Las respuestas hay que encontrarlas en la pasión de los cubanos por la independencia y la libertad; en el espíritu de rebeldía contra toda clase de injusticias, y en la capacidad de las masas para forjar liderazgos políticos y sociales acorde a sus intereses democráticos y populares.
En esta cruzada, fueron esenciales el patriotismo, el humanismo y la lealtad a las tradiciones de luchas revolucionarias del joven abogado y político ortodoxo Fidel Castro. Pronto descolló por sus acciones a favor de las clases más humildes y desposeídas.
No dejó un solo día de combatir contra la tiranía de Batista. En la primera fase, mediante las denuncias en los tribunales, las que fracasaron debido a los magistrados venales. En la segunda, con la lucha armada. Los ataques a los cuarteles Guillermo Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, constituyen símbolos de la audacia de los combatientes agrupados en torno al líder de la Generación del Centenario.
La otra gran insignia del empeño bélico fue la Sierra Maestra, donde el Comandante en Jefe fraguó los principios de la lucha guerrillera, estrechó el vínculo con el campesinado y derrotó de manera sistemática al enemigo en combates y batallas memorables.
Sus compañeros, a pesar de la guerra, siempre encontraron espacio para celebrar los cumpleaños de Fidel y de otros rebeldes.
EL PRIMER CUMPLEAÑOS EN LAS MONTAÑAS
El cumpleaños 31 Fidel lo pasó en las montañas, junto a la pequeña columna guerrillera, en el campamento de la loma de la Iglesia, cerca del río Magdalena. Pocos minutos después de la medianoche, Juan Almeida, Universo Sánchez y Guillermo García llegaron junto a él. El propósito era realizar un brindis por sus 31 años de vida.
Aunque modesto, Fidel agradeció el emotivo gesto y todos brindaron por el triunfo de la Revolución. La actividad no pudo prolongarse, porque comenzó a llover fuertemente y los combatientes se protegieron debajo de sus nailons.
La vivencia de ese momento necesita algunas precisiones. El modesto homenaje no se debió a la heroína Celia Sánchez, quien no estaba en la guerrilla. Desde el 2 de junio, tras el combate de El Uvero, ella había dejado la serranía, para cumplir importantes misiones a Santiago de Cuba y Manzanillo, y no regresó al lomerío hasta los primeros días de octubre de aquel año.
Tampoco en el sencillo agasajo participó el grupo musical Quinto Rebelde, que aún no estaba creado. Sus integrantes no se habían integrado a la lucha del todo y permanecían en la casa familiar de cabezazos de La Plata.
Aquel martes, 13 de agosto de 1957, trascurrió con relativa tranquilidad. El grupo, encabezado por Fidel, dejó el alto de la Iglesia y caminó en dirección sur, en busca de las aguas de El Magdalena. Como en jornadas anteriores, continuaba el contacto con el campesinado. En la tarde, el padre Guillermo Sardinas bautizó a varios combatientes y campesinos. Para la comida, se preparó carne de res, arroz blanco, potaje de frijol colorado y viandas. Incluso, aparecieron unas botellas de ron.
A las ocho de la noche, Fidel reunió a sus oficiales para continuar la batida contra los chivatos en la zona de San Lorenzo, cerca de Las Mercedes.
EL CUMPLEAÑOS DE 1958
El miércoles13 de agosto de 1958, Fidel estaba dedicado a organizar las fueras guerrilleras que con el comandante Guillermo García debían regresar a la zona del III Frente Mario Muñoz. A la vez, precisaba los detalles de la entrega de los prisioneros de la ofensiva a la Cruz Roja Cubana, en Las Mercedes.
En vísperas de su natalicio, entregó una parte de los prisioneros en Sao Grande. En horas de la tarde, mientras regresaba a Las Mercedes, Fidel comentó a los comandantes Che Guevara y Faustino Pérez y al capitán Fernando Vecino: “Mañana cumplo 32 años de edad”.
A pesar del mucho ajetreo, Celia Sánchez encontró ocasión para festejar el aniversario 32 de Fidel, en la casa de Bismark Reina. Ella comentó a los ayudantes de la comandancia, en voz baja, que tenía preparada una sorpresa para el Comandante, y necesitaba que estuviesen atentos y presentes cuando él se despertara.
Uno de esos ayudantes, el manzanillero Francisco Escalona Martínez, relataba sobre el hecho para los lectores de la revista Verde Olivo, número de enero 1990: “Celia vigila el sueño del Comandante. Está impaciente y ansiosa porque se despierte, pero a la vez cuida porque no se haga ruido o alguien hable demasiado alto. Cuando cree conveniente o tal vez notando la expectativa despertada en nosotros, se nos acerca de nuevo y nos explica: Hoy es el cumpleaños de Fidel y tenemos que alegrarlo celebrándolo”.
Fidel despertó sobre las cinco de la mañana. En ese instante, entraron al cuarto sus compañeros portando un cake adornado con abundante merengue y velitas encendidas, y cantando “Feliz cumpleaños”.
Escalona Martínez agregaba: “Los aplausos, la risa, el júbilo. El Comandante se sienta en la cama, sin dejar de mirar el cake. Se pasa una mano por la cabeza, se toca la barba y, riendo, como un muchacho grande, emocionado, exclama: ‘¡Oye…! ¿Pero yo cumplo tantos años…?´Su entusiasmo es notable, familiar, hace pensar que experimenta la misma ansiedad de nosotros ante el cake.”
Esa mañana, Fidel y el Che viajaron en yeep hasta Sao Grande, para terminar la entrega de los prisioneros. Una vez concluida esta actividad, el líder guerrillero orientó al argentino continuar los preparativos de su marcha con la columna 8 hacia la provincia de Las Villas. En la tarde, regresó a Las Vegas de Jibacoa, donde llovió torrencialmente, con truenos y relámpagos. Para seguir alegrándolo, se preparó congrí, fricasé de puerco y viandas.
Sin embargo, a la hora de relatar ese momento se cometen algunas imprecisiones históricas. Fidel no se encontraba en Alto de Mompié ni los campesinos organizaron una cena para el líder revolucionario. Mucho menos estuvo presente el Quinteto Rebelde. Aunque creado desde el 14 de mayo, el grupo musical se encontraba en La Plata.
No eran “los días previos a la ofensiva de los batistianos”, sino una semana después de su derrota, tras la victoria rebelde en la batalla de Las Mercedes, el 6 de agosto. El 13 de ese mes no es el “santo” de Fidel, sino su onomástico. El día de San Fidel, en honor al sacerdote capuchino Fidel de Sigmaringa, alemán, es el 24 de febrero.
Fidel Castro agradecía cada año la celebración del nacimiento, como parte de la tradición forjada al calor de la lucha revolucionaria. Ha devenido fecha para mantener vivo su recuerdo y, sobre todo, la impronta de lucha incansable y fiel al pueblo.