Tras la derrota de ayer ante Cienfuegos 4-6, en el estadio 26 de Diciembre, de Campechuela, los Alazanes de Granma (27-30) se alejaron mucho más del sueño de clasificación y siguen el décimo puesto, a cuatro juegos completos del octavo lugar, en poder de Sancti Spíritus (34-29).
Las cuentas son sencillas: dando por ganados los seis juegos pendientes -algo que es casi imposible concretar- los pupilos de Marcos Fonseca López llegarían a 33 éxitos, un número inferior al de todos los equipos que ahora están entre los ocho primeros, excepto Artemisa (33).
Si los Caballos vencieran en los dos partidos que restan con los Elefantes y triunfaran 3-2 en las subseries ante Matanzas y Santiago de Cuba terminarían con 35-34, con seis juegos pendientes (dos per cápita ante Industriales, Villa Clara y Mayabeque), de modo que ni aun así los números les favorecen.
El único modo que llevaría a los Caballos “a la salsa”, como dirían en el argot popular, es derrotando en los dos choques restantes a Cienfuegos y ganando, por ejemplo, 3-2 y 4-1 a Matanzas y Santiago de Cuba. En ese caso, con 36-33, todavía sería difícil clasificar, pero no imposible.
Hablando de guarismos, los Alazanes jamás despertaron al bate desde la arrancada de la serie, el 2 de septiembre, pues a estas alturas apenas compilan colectivamente 277, diez puntos por debajo de la media del torneo.
Su pitcheo promedia 4,69 de PCL (el global de los 16 equipos es de 5,06) y tampoco ha brillado, aunque ha sido el mejor renglón de los Alazanes.
Mientras que la defensa ha caído a 964, la tercera más baja de la serie, empatada con varios equipos.
Esto explica por qué los medallistas de bronce de la pasada contienda están hoy en lugar que nadie imaginó, ni siquiera sus detractores y por qué deben ir pensando en la siguiente serie.
De todos modos, al final, clasifiquen o no, la situación actual del equipo debe llevar un análisis riguroso -ojalá invitaran a la prensa- y dejarnos una estrategia a largo plazo para hacer sostenibles los resultados de los tetracampeones nacionales.