
A sus escasos 15 años de edad, Mailon Batista Corrales ya es famoso; al menos, en su natal Mabay y entre los seguidores granmenses del deporte de las bolas y los strikes.
Tal vez no se lo propuso. Aunque algo si tiene bien claro desde que comenzó a dar los primeros pasos en el béisbol, con apenas cinco años y conducido por su papá, Damián. “Me empezó a gustar todo lo que me enseñaba”, revela.
Ese afán de aprender cada día algo y de hacerlo bien, le abrió muchas puertas a Mailon, como hacer el grado con la selección de Cuba que agarró las medallas de bronce en el Campeonato mundial Sub 12, en Taipéi de China 2019.
Esa aventura signó su estreno internacional. Y luego llegaron otras, que aún siguen frescas en su memoria, no solo porque fueron las últimas, también porque se siente protagonista de una generación que sacó a la pelota nacional del letargo, el año anterior.
De todas formas, saberse entre los mejores lanzadores cubanos de la categoría Sub 15, no lo hace sentirse superior. Por el contrario, reconoce que aún le queda bastante camino por recorrer.
“En el Panamericano de Venezuela, los profesores no tenían la suficiente confianza en mí, pero hablé con ellos y, cuando me dieron la bola, no los defraudé”, recuerda.
“A partir de ese momento, di lo mejor en cada salida, para que no perdieran la confianza que ya me había ganado”, rememora Batista Corrales, sobre su actuación en el certamen que otorgó pasaje a la Mayor de las Antillas para el Mundial.
“Fui el pítcher que le dio la victoria a Cuba por el pase a la final”, revive, aunque instantes después lamenta que el juego fue confiscado por la sobreutilización de un lanzador. “Tuvimos que pelear, al otro día, por las medallas de bronce”, añade.
Apenas unas semanas después, en la cita del orbe que acogió México, en Mailon ya se pensaba para los momentos cruciales. Ahí está, entre otras presentaciones, el relevo de altos quilates que realizó frente a Estados Unidos en la disputa del título.
Aunque no pudo evitar la derrota, el bayamés frenó a la tanda estadounidense, desde el mismo momento que se encaramó en la lomita.
En medio de la falta de competencia, Mailon no descuida la preparación. “Sigo enfocado en los entrenamientos, busco capacidad de trabajo y hago ejercicios para fortalecer las articulaciones”, acota.
Él ya sueña con llegar a series nacionales y jugar con los Alazanes, también con representar a Cuba en otros eventos internacionales. “Por eso, debo seguir superándome, porque aún tengo muchas historias que contar”.