
Corría el año 1987 y los especialistas de música Reinaldo Pérez e Irene Nuviola tomaron la iniciativa de crear un coro con el nombre Ismaelillo.
Pasaron varios años hasta que en 1994 asume la guía su actual directora Arinledy Rodríguez García, quien ha dedicado 23 años al trabajo musical con los niños.
“Cuando en el 1994 me gradúo de dirección coral soy ubicada en la Casa de la Cultura de Bayamo. Allí conozco a los fundadores y antes de partir a Varadero me responsabilizan con el coro.
“Inicialmente formaba parte de mi labor y cobraba por eso, pero en el 2004 me evalué como cantante profesional y decidí llevar paralelamente los dos trabajos, percibiendo dinero solo por cantar.
“Cumplimos 30 años y en ese tiempo han sido muchos los logros cosechados. Participamos en los diferentes festivales de música infantil que se han desarrollado en la provincia y nuestras voces acompañan varias canciones compuestas para niños.
“Hemos participado en los aniversarios de la ciudad, en varios actos como el del 20 de octubre, el Incendio de Bayamo y tuvimos el privilegio de interpretar canciones en la vigilia a Fidel.
“Ismaelillo ha grabado discos con los maestros Ramón Galardi, Andrés Araujo y ha participado en programas de la televisión provincial, además de incorporarle sus voces a canciones infantiles antológicas”.
En esta gran familia no solo se aprende a cantar, sino a convivir en sociedad y a cultivar valores. Por eso Ary Rodríguez los incentiva a vivir bajo los principios del amor y las ideas de Martí y Fidel.
Gracias al prestigio alcanzado se le han incorporado pequeños de zonas distantes como el Horno y El Almirante, cuyo traslado hacia la Casa de la Cultura se torna complejo, pero los padres lo consideran un esfuerzo que vale la pena.
“Mis alumnos deben tener afinación, ritmo y ser capaces de interpretar correctamente una melodía. No pueden presentar problemas de dicción y la edad oscilará entre tres y trece años, aproximadamente.
“El trabajo como directora consiste en organizar los ensayos, preparar el repertorio, montar obras y alistarlos para los eventos. Como algunos no saben leer tienen que aprenderse las letras por repetición, lo cual demanda mucha paciencia.
“A veces he tenido que sacrificar la carrera musical por el coro, porque me roba tiempo y voz, pero lo hago con placer y las cosas me salen bien.
“No he logrado tener descendientes pero ellos son como mis hijos, a quienes les regalo amor y vida”.

Fe de esa entrega sin límites dan los padres, quienes al igual que su prole vierten elogiosos criterios sobre la profe Ary, porque ella desarrolla completamente su talento y les brinda una buena educación.
“Me propongo lograr en ellos independencia, autoestima, sociabilidad, solidaridad, que valoren a los demás y aprendan a compartir el amor y el cariño. La vida es un regalo, y su mejor obsequio es amar.
“Cuando alguien sobresale lo aprovecho al máximo, pero no desatiendo por eso al de menos talento, evito siempre las diferencias”.
En el desarrollo de Ismaelillo han influido la Casa de la Cultura y la dirección municipal, el arreglista Arturo Leyva, el músico Carlos Puig Premion, Ebenezer Castillo Figueredo, el fotógrafo Fernando Revé, los padres y familiares, y un grupo de personas que abarcarían muchas cuartillas.
Todavía Ary Rodríguez tiene muchos deseos por realizar, entre los que se encuentran lograr un vestuario para el coro y organizar una fiesta con destacados músicos que han integrado el mismo.
Pero esos sueños no nublan ni interfieren su principal meta: “Hacer a los niños felices y no dejar morir la música infantil”.