Mario Girona: El constructor de sueños para lunes

Share Button
Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 4 agosto, 2025 |
0

La ciudad de Manzanillo vivía la jornada invernal de aquel 13 de enero de 1924. En uno de sus hogares, la familia abrigaba el nacimiento de Mario Girona Fernández. Nadie imaginó que al pasar los años, aquel cubano sería el primero en recibir el Premio Nacional de Arquitectura (1996) y la Distinción por la Cultura Nacional (1999).

LA BASE

En la década de los 40, del siglo anterior, inició estudios en la Escuela Superior de Oficios de La Habana, Fernando Aguado y Rico. Un lustro después ingresó en la facultad de Arquitectura de la Universidad, de la que egresó en 1953.

Inicialmente trabajó en el diseño de viviendas particulares,  estableció su oficina en El Vedado y colaboró en los proyectos del Hotel Capri y en el edificio para el Tribunal de Cuentas, actual sede del Ministerio del Interior.

En 1959 se unió a la vanguardia de intelectuales que simultaneó su quehacer con la impartición de clases, como profesor titular, de la Facultad de Arquitectura en la casa de altos estudios, tarea con la que contribuyó a llevar adelante la arquitectura cubana de los años 60.

COOPPELIA

Este proyecto emblemático de la Revolución cubana fue idea del Comandante en jefe Fidel Castro, quien encargó personalmente el diseño a Girona Fernández, construcción emplazada en un solar donde anteriormente se ubicó el hospital Reina Mercedes que funcionó desde 1886, hasta 1954, cuando fue demolido.

En la ejecución de la nueva heladería, los constructores trabajaron durante seis meses continuos, las 24 horas del día, y su creador empleó estructuras arquitectónicas, con cierta influencia del Modernismo italiano y brasileño, aprovechando la plasticidad del hormigón armado, oportunidad para abandonar las formas rectangulares de los grandes edificios colaterales.

Su nombre, Coppelia, fue el aporte de Celia Sánchez, entonces Secretaria de la Presidencia, aludiendo al personaje mítico de su ballet favorito, cuyo recinto abrió sus puertas el 4 de junio de 1966.

No obstante el descenso en los servicios, apreciado en los últimos tiempos, la bien llamada Catedral del helado, una de las más grandes del mundo, atiende hasta mil clientes a la vez y se mantiene como referente de la cultura habanera, sobre todo después de la renovada fama que le atribuyó la película cubana Fresa y Chocolate.

OTROS APORTES

En la década de los sesenta Girona es nombrado para llevar a cabo el proyecto Coppelia, de Varadero, y participó en la Exposición Universal de 1967, en Montreal, con el diseño de una boutique-heladería.

Durante ese tiempo asumió el proyecto de Comunidad Campesina Las terrazas, que brilla por su enfoque ecologista y desarrollo sostenible desde el corazón de la Sierra del Rosario, en Artemisa. Diseñó los hoteles Marazul, en Santa María del Mar, al este de la capital, Ancón, en Trinidad, Pasacaballos en Cienfuegos, Paradiso y Punta Arena, en Varadero, y las Terminales 1 y 3 del aeropuerto internacional José Martí.

Concibió los moteles Guardalavaca, Santa Lucía, Rancho Luna  y Santa María del Mar .Fue el proyectista general del Parque Zoológico Nacional y de la remodelación del Memorial José Martí en la Plaza de la Revolución.

Participó en la restauración del Museo Nacional de Bellas Artes, el parque Lenin y otros ambiciosos proyectos turísticos, edificios recreacionales, la rehabilitación de la casa natal de Fidel Castro en Birán  y brindó apoyo a otros países como Angola, Granada, Yemen del Sur …

LA PARTIDA

Mario, hermano del más universal de los pintores manzanilleros, Julio Girona, antes de pasar a la inmortalidad, el 26 de agosto de 2008, legó al urbanismo cubano, las obras más representativas de la modernidad arquitectónica del siglo XX.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *