Martha Rojas: la voz imprescindible del Moncada

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 26 julio, 2023 |
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Martha Rojas, Premio Nacional de periodismo José Martí, por la obra de la vida.Foto Tomada de Cubaperiodistas

El escritor cubano Alejo Carpentier en el prólogo del libro El Juicio del Moncada, la describiría como una “ágil y talentosa escritora, de profunda vocación periodística, mirada sagaz, estilo directo y preciso, don de mostrar muchas cosas en pocas palabras”…pero Martha Rojas Rodríguez (1928-2021) fue también la intrepidez personificada, la constancia echa raíces y la voz imprescindible del Moncada.

Ella, testigo de los sucesos ocurridos entre las columnas de aquella magna edificación, y del juicio a los asaltantes, se convierte cada 26 de Julio en palabra viva que hace justicia a nuestros muertos, en paradigma e inspiración para las nuevas generaciones de periodistas.

CURIOSIDAD ANTE LA NOTICIA
“Desde el segundo año de la carrera regresaba de vacaciones a Santiago de Cuba y aprovechaba para hacer algún reportaje. Cerca de mi casa vivía un fotógrafo de la revista Bohemia, Panchito Cano, quien ese año me preguntó si estaba dispuesta a ganarme 50 pesos por hacer un reportaje sobre los carnavales, y claro, acepté”, expone Martha Rojas en entrevista concedida en 2015 y retomada en el Programa 400 de La Pupila Asombrada, con motivo del aniversario 70 de los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.

Durante el 25 y 26 de julio de 1953, Martha Rojas trabajaba junto a Panchito Cano en el reportaje encomendado, pero unos tiros pusieron fin al Carnaval santiaguero. Al conocer que los disparos provenían del Moncada, se personaron en el lugar de los hechos.

“Cano se introdujo en el cuartel y advirtió a dos mujeres recluídas. Pido permiso para ir al baño, sigo sus coordenadas y corroboro que ciertamente, estaban interrogando a dos jóvenes (Melba Hernández y Haydée Santamaría).

“Durante la conferencia de prensa ya todos habían hechos sus preguntas y yo le cuestiono al coronel Alberto del Río Chaviano, jefe del Distrito Militar de Oriente, quiénes era estas dos mujeres presas. Él me responde que todos murieron en combate y no tenían presos.

En diálogo con el coronel Chaviano, durante la conferencia de prensa el 26 de julio de 1953.Foto Tomada de Cubadebate

“Un oficial se le acerca y dice: Bueno, es posible que haya dos mujeres, respondió entonces, como al que cogen in fraganti, pues seguramente iban a matarlas también.

“A las dos o tres horas, luego de que prepararan el teatro de los hechos, nos permiten ver a los asaltantes: heridos, magullados, pero con el uniforme limpio y algunos con los pantalones sin encintar.

“Después decretaron censura de prensa. Las fotos nos las iban a quitar. Panchito me hizo una seña, yo me la llevé al instante y lo seguí. Reservadamente intercambiamos las películas detrás de un camión.

“Cogí los negativos del cuartel y los eché en mi bolsillo. En aquel momento yo y nada eran lo mismo. Los guardias estaban detrás de Ocaña, de periodistas reconocidos, así que pasé inadvertida. Después de revelados los rollos, llevé las fotos a Bohemia”.

UN PALCO EN EL JUICIO
Los periodistas estaban siendo acreditados para visibilizar el juicio, pero nada sería publicado. Martha Rojas dialoga con algunas figuras emblemáticas para ganar su confianza: “entrevisté al presidente del tribunal, un fiscal, un magistrado, un abogado de oficio… escribí todo y lo envié a Bohemia.

“Aquellas entrevistas se publicaron con mi nombre, tomé la revista y me presenté ante el Presidente del Tribunal, que se pone contentísimo al ver la publicación, y le dije:

“Mire ese juicio que ustedes dicen que es tan importante, a mí me gustaría verlo. Y me pregunta: -¿Cómo me dijiste que te llamabas, Martica? –No, Martha Rojas. Y me inscribe en lo último de la lista”.

Así fue cómo esta intrépida muchacha logró hacerse de un lugar entre los 25 o 26 periodistas con acceso al juicio más importante de la época. Más adelante, no dejó de ir un día a las sesiones de la Causa No. 37. Anotaba el más mínimo detalle en hojas discretamente dobladas en forma de acordeón.

La oportunidad le sirvió a Marta Rojas para redactar posteriormente un gran reportaje que se fragmentaría en numerosas publicaciones en la revista Bohemia, y otros libros de incalculable valor histórico y testimonial, como La generación del centenario en el juicio del Moncada, El juicio del Moncada y Pequeña gigante historia de: La historia me absolverá, entre otros.

La santiaguera, entraba por la puerta grande del periodismo cubano a fuerza de carácter, ética, dignidad, respeto a la profesión y compromiso con el público.

 

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