
Este poema estuvo dedicado inicialmente a un quijote de estos tiempos: Lázaro Expósito Canto. Ahora quiero hacerlo extensivo a los nuevos quijotes,
Me hice Quijote.
Salí con adarga antigua,
rocín flaco y galgo corredor.
En los bolsillos un mendrugo y la felicidad
por conquistar. Bajo
el cielo y su policromía
un corazón como fruta madura. No faltaron gigantes
abatidos en desigual contienda.
Non fullades, cobardes y viles criaturas,
so pena de ser castigados por mi lanza.
Me hice Quijote y salí
a desfacer entuertos. Tenía
el camino ante mis ojos
y la noche partida en dos mitades.
Mas me hice Quijote. No tuve tiempo de
pensar en los perros
que cabalgaban en sentido contrario
ni en los aborrecibles libros der caballería.
El mundo es tuyo, Sancho,
amadlo como si fueras a morir mañana.
El mundo es algo más
que un silbo escapado de las sombras.
Habéis conquistado una ínsula
—una fermosa ínsula—
una ínsula de árboles con gorriones picoteando
los frutos. Podéis asirla con las manos. Podéis
tocarle el alma en la eternidad del viento,
el latido de la flor,
el agua que abriga las raíces. Está
en el trozo de lanza
astillada contra los molinos,
en el humo después de la batalla,
las palabras en el péndulo.
Tenéis en fin una ínsula
—una ínsula de cuyo nombre
no puedo olvidarme—
una ínsula
que habrá de convertirse en diamante.
Hermoso poema, más cuando es dedicado a estos verdaderos gigantes que cuán quijotes luchan contra el ogro llamado covid19. Soy un admirador del insigne Hidalgo mi casa esta llena de figuras del Quijote, aunque debo confesar que esta admiración nació a partir de la lectura de la carta del Che a sus padres más que de la lectura de la novela. Luego de leer dicha carta volví a leer el Quijote y de ahí mi admiración. Gracias por semejante regalo que, sin duda, compartiré con mis amigos.
GRACIAS, AMIGO, POR ESTE HONOR.
El autor del poema