“Yo fui quien guió al cineasta Daniel Diez Castrillo, cuando llegó a San Pablo de Yao, procedente de La Habana; buscaba un asentamiento para la Televisión Serrana y como conocía la zona, lo acompañé en el recorrido.
“Comentó que era su proyecto, apoyado por la Unesco y el ICRT, y aunque en realidad no entendía aquellas palabras, lo ayudé con todo el amor, respeto y cariño, pues imaginaba algo bueno.
“Conversamos mucho, habló de amigos en común: Enrique Almirante, René de la Cruz, Enrique Domínguez, Abel Ponce y otros representantes de la TV cubana que trabajaron en el serial Cuando bajen las estrellas:
-Cuente conmigo, para lo que sea, compay -dije- y de inmediato lo llevé hasta la Casa de la Forestal, donde se podía construir la televisora, luego nos trasladamos al lugar de hospedaje y a partir de ese momento entablamos una amistad que, 30 años después, perdura.
“El día inaugural fue el más grande de mi vida, estuve junto a destacadas personalidades políticas, gubernamentales, artistas, camarógrafos y extranjeros que acudieron para presenciar la obra, orgullo de cuantos la conocen.
“Situar una televisora en plena Sierra Maestra, para que el mundo sepa cómo es la vida del campesino de la montaña, solo es posible en un país como el nuestro, de eso no hay duda.
“Hace varios años, un alumno de la Escuela de Cine Latinoamericano, visitó la institución, conoció de mi protagonismo en varios documentales y quiso hacerme otro:
-¿Qué vas a sacar de mí, si casi soy analfabeto?- le dije y mirándome a los ojos contestó:
-Precisamente, ahí radica tu grandeza como actor, hay personas que hablan con palabras muy rebuscadas, por eso necesito un testimonio narrado con el lenguaje de quienes habitan esta zona.
Cuando estábamos a mediación de la filmación, aquel joven se viró hacia mí y preguntó:
-¿Abel, cuál es su mayor ambición en la vida?
-Ayudar a mis hermanas y encaminar a mis seis hijos -respondí- parece que le gustó, porque tituló el trabajo Mi única ambición, la historia de un herrero, luego supe que alcanzó el segundo lugar en un Festival de Cine Latinoamericano.
“En mi casa he recibido a innumerables periodistas procedentes de Francia, Italia, México, Estados Unidos, Colombia y otros países, interesados en conocer el desarrollo televisivo en esta región y se quedan asombrados con lo que ven y digo, a mi forma.
“Como campesino trabajé la agricultura hasta que el ciclón Flora desbarató la finca a su paso y como allá arriba también herraba gratuitamente a las bestias de los vecinos, decidí poner una herrería en San Pablo de Yao, con precios muy bajos.
“La TV Serrana es parte de mi vida, por eso de forma sistemática converso telefónicamente con Daniel Diez, el hombre al que el pueblo de Yao agradece también el agua cristalina, que nos llega por gravedad, resultado de una gestión-documental de este incansable cineasta, al que todos queremos como a un hermano