
Francisco Montero Brizuela, militante de la Unión de Jóvenes Comunistas en la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (Emcomed) Granma fue uno de los jóvenes vinculados durante 45 días al ensayo clínico del candidato vacunal Abdala en el municipio de Bayamo; compromiso que se hizo extensivo después del autorizo y uso de emergencia, al resto de los municipios.
“Fue un trabajo duro. Teníamos que estar hasta altas horas de la noche, esperar la llegada de la vacuna, descargarla y contarla para que al otro día saliera a las cinco de la mañana hacia los diferentes territorios. Fue un orgullo como joven participar de ese proceso.
“Llegaba a casa y apenas tenía chance para ver a mis niñas de dos y 11 años despiertas, pero había una obligación mayor, un compromiso con la salud del pueblo, que es nuestra razón de ser.
“Para mis hijas era un orgullo que su padre participara en el traslado de la vacuna. Las personas en la calle cuando identifican que trabajas en Emcomed te saludan y agradecen. El trabajo fue duro, pero gratificante.
“Este 1 de Mayo participaré en el desfile con la alegría de saberme útil, que contribuí desde mi puesto de trabajo a preservar la salud del pueblo”, expone Montero Brizuela.