A nivel doméstico o global hay quien nunca aprende: Donald Trump es un mentiroso habitual, un enredador que mantiene un uso maligno de la red social Twitter .
Incluso, acusa a la prensa de su país, hasta la más objetiva (si existiera) de falsear la realidad y se autoproclama (le ha gustado el vocablo) “campeón de la más absoluta y única verdad” (irónico, ¿no?).
Además, se ha rodeado de un equipito que se las trae, como Rex Tillerson, los Mikes: Pence y Pompeo y hasta del senador de origen cubano Marco Rubio, pero el mas patrañero es John Bolton.
Este personaje siempre quiere ser noticia y cuando no las hay, las teje al vuelo.
En contubernio con la ultraderecha de origen cubano de la Florida,”Johnny” Bolton mantiene una retahíla de provocaciones y agresiones contra nuestro Verde Caimán.
La más conocida de sus manías fue un discurso en el año 2002 en el que declaró a La Habana como parte del “Eje del mal”, el grupo de países que podía ser “bombardeado en cualquier momento” por el gobierno de Bush.
El entonces otrora Subsecretario de Estado acusó al Gobierno cubano de poseer, al menos, un programa para el desarrollo de armas biológicas de destrucción masiva.
Todo el que conozca el prestigio de los científicos criollos y el historial de victorias de nuestra biotecnología, sabe que en ese entonces ya se habían logrado vacunas y tratamientos con nivel de países del primer mundo, pero Bolton utilizaba esos enredos para justificar una posible agresión.
A la sazón, pareció envidia y lo sigue pareciendo.
El martes último mientras este comentarista disfrutaba el programa Con dos que se quieran (III ) conducido por Amaury Pérez; unos 16 años después del infundado chivatazo de Bolton,; las únicas “armas biológicas” que existen en Cuba son las diseñadas para combatir enfermedades y de ello son pruebas fehacientes el Heberprot-P, y el doctor Jorge Berlanga, quien encabeza el equipo que lo creó.
Me sentí mucho más orgulloso de ser cubano y bayamés (coterráneo del doctor Berlanga) pero aún más por la hidalguía y desinterés de este y muchísimos científicos nuestros que desbaratan con su patriotismo, estudio, consagración y altruismo a los alborotadores de Trump, Bolton y su camarilla.
Los propios estadounidenses pueden beneficiarse con medicamentos únicos creados en la Isla para tratar enfermedades como la úlcera del pie diabético y el cáncer de pulmón.
Varias instituciones científicas norteamericanas y políticos de ese país han manifestado su interés por mantener intercambios con el sector científico y biotecnológico cubano, el cual está a la vanguardia entre las naciones en desarrollo, pero esta cuadrilla se opone.
El nombramiento de Bolton, llega en medio de una nueva compaña contra Cuba en la que se han utilizado pretextos y pruebas sin evidencias científicas para justificar medidas unilaterales que afectan cientos de miles de personas de uno y otro lado del mar y obstaculizan el intercambio en temas de interés mutuo.
Recordemos el tristemente célebre caso de las supuestas agresiones sónicas a diplomáticos norteamericanos que sirvieron como pretexto para el cierre casi total de la embajada norteña en La Habana.
Es oportuno recordar que cuando John Bolton fue nombrado por Trump como asesor de Seguridad Nacional, muchas voces se opusieron dentro de los sectores más liberales porque Bolton, quien también fuera embajador ante la ONU, es un defensor a ultranza del uso de la fuerza militar para resolver las crisis en el extranjero.
Bolton se ha mostrado más trumpista que Trump, el asesor se ha convertido en la punta de lanza de la estrategia de su presidente .
En su última entrevista, citada por Reuters, dijo que la intervención militar en Venezuela “no era inminente” pero reiteró “que todas las opciones estaban sobre la mesa”.
En uno de sus postreros mensajes en Twitter hizo un llamado especial y en español a los militares que todavía respaldan al presidente Nicolás Maduro para que desertaran y retiraran su apoyo al presidente legítimamente electo.
Con casi 70 años en sus espaldas ha sido funcionario de distintos gobiernos y “diplomático” en la ONU, como embajador- ejemplo de negociador apoyado en los misiles.
Durante su larga carrera política es notoria su sumisión sumiso ante los superiores e inclemencia hacia los subordinados; con su historial, sin duda, este supremacista blanco escaló posiciones metiendo chismes y enredos.
“Miento porque me gusta y saco provecho”, parece decir a cada paso con su truculenta actuación.