
Como era de esperar, los cubanos con aspiraciones mantenidas de desarrollar proyectos que les permitan aprovechar ese infinito caudal de conocimientos que atesoran y que es sin dudas, uno de nuestros más valiosos recursos, han mostrado particular interés por la Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas).
Hasta el 29 de septiembre último, ya habían sido aprobados 35 de estos negocios (la mayor parte privados), 20 de los cuales, por su origen, son una reconversión de Trabajadores por Cuenta Propia a esta nueva forma de gestión no estatal.
Puntera en el país en ese sentido es la provincia de La Habana, con 23 mipymes; otras 10 provincias cubanas tienen al menos un proyecto aprobado. En ese primer grupo destacan como actividades priorizadas la producción de alimentos, la manufactura y el reciclaje.
Granma, aunque no está en esa avanzada, es después de la propia Habana, la que mayor número de solicitudes de creación ha entregado en un proceso en el cual, El Ministerio de Economía y Planificación ha abierto una nueva convocatoria para la presentación de solicitudes no solo de mipymes, sino también de cooperativas no agropecuarias, en lo fundamental en las actividades de producciones manufactureras y servicios informáticos.
Y es importante que el territorio se detenga en el análisis de sus amplísimas potencialidades, y sus actores económicos tengan la voluntad de aprovechar al máximo esta apertura que mira hacia la dinamización que requiere nuestro entorno económico.
Como se ha explicado, por el ejemplo, el alcance de las producciones manufactureras es amplio, abarcan la transformación de materiales, sustancias o componentes en productos nuevos, que pueden ser materias primas procedentes de la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la pesca, así como productos de otras actividades manufactureras, actividades en las que el territorio tiene amplias posibilidades de insertarse.
La apertura de estas organizaciones económicas es de hecho un gran reto para la economía cubana, que entra en un novedoso proceso de transformación y desarrollo, y es al mismo tiempo una esperada oportunidad de que cada territorio debe muy bien aprovechar.