Mucho, pero mucho ruido

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Por María Valerino San Pedro | 23 octubre, 2016 |
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El  ruido es uno de los problemas ambientales más relevantes, y a ello contribuye su indudable dimensión social.

“Hasta que se seque el malecón, oh, oh, oh, Hasta que se seque el malecón”….

Cuando los acordes de esa contagiosa música llega a los oídos de la anciana era poco más de las 12 de la noche. Ella, había pasado mucho trabajo para conciliar el sueño, y a partir de ese momento, luego de despertar asustada, comenzaría nuevamente la lucha contra el insomnio.

Juana no fue la única que esa noche de martes, vio afectado su descanso nocturno como consecuencia del elevado volumen de la música del bicitaxi por la calle Segunda del Nuevo Bayamo, reparto de la capital de ,  Granma.

Pero además, las afectaciones por bulla a deshora se hacen bastante incómoda los fines de semana, cuando grupos de personas, sobre todo jóvenes, regresan a sus casas al concluir las actividades de La Cubanía,  con gritos, cantos y palabras obscenas a voz en cuello por toda la ciudad.

En los últimos años son numerosas las sentencias que reconocen el ruido como un factor de riesgo sanitario, aunque no existe gran disponibilidad de datos sobre la exposición al mismo fuera del ambiente laboral.

El hecho de que el ruido este ligado a la percepción humana le da en cierta medida un carácter subjetivo, por lo que un mismo sonido puede ser considerado un elemento molesto para unos , mientras que para otros no, dependiendo de las características del receptor y del momento en el cual se produce.

No obstante, sea cual sea la percepción de un ruido, es evidente que la exposición a niveles altos de sonidos es altamente nociva para la salud.

Quizás para algunos sea poco comprensible que sus semejantes soliciten tranquilidad, silencio moderado y respeto, pero ellos se preocupan por su salud.

El ruido extremo  puede llevar a la sordera, y causar efectos negativos sobre el sistema cardiovascular, con alteraciones del ritmo cardíaco, riesgo coronario, hipertensión arterial y excitabilidad vascular por efectos de carácter neurovegetativo.

También daña las glándulas endocrinas, con alteraciones hipofisiarias y aumento de la secreción de adrenalina; el aparato digestivo, con incremento de enfermedad gastroduodenal por dificultar el descanso.

Otras afecciones son  por el aumento de estrés,  de alteraciones mentales, tendencia a actitudes agresivas, dificultades de observación, concentración, rendimiento y facilitando los accidentes.

Aparte de los efectos sobre los seres humanos, también puede influir sobre la naturaleza, por ejemplo alterando el hábitat de animales y aves, lo cual modifica  los ecosistemas.

Luego de tal reflexión vale que nos hagamos un llamado individual para analizar nuestra incidencia en la violación de lo establecido respecto a los niveles aceptables de ruido, y que los organismos responsabilizados tengan mayor control sobre el asunto, para contrarrestar la impunidad y el desorden.

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