La vida de un hombre no termina allí donde yacerá su cuerpo disimulado por una lápida fría. La vida de un hombre, como la del mítico boxeador Mohammad Alí, romperá las barreras del tiempo para esculpirse eterna. La muerte es solo un pretexto para idolatrarlo.
La Demajagua presenta una recopilación de materiales publicados por diversos medios de prensa donde se refleja la dimensión humana de Alí.
20 frases de Muhammad Alí que son lecciones de vida
“Odié cada minuto de entrenamiento”, dijo el boxeador. “Imposible es un desafío”, confesó en otra ocasión. Su filosofía era tan apreciada como su leyenda deportiva
Mohammad Alí (…) no solo fue un mito del boxeo: fue un elemento más de la cultura popular de esta época. Durante sus 74 años de vida demostró tener fortaleza en el ring, y también fuera de la pelea, como referente ideológico, y no solo para la población afroamericana.
Sus declaraciones se han convertido en sentencias casi tan relevantes como sus gestas deportivas. Muchas veces arrogante, otras filosófico, las más emocional, estas son algunas de sus declaraciones más enjundiosas…
1. “Classius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí. No lo quería. Yo soy Mohammad Ali, un hombre libre”.
2. “Sólo un hombre que sabe lo que se siente al ser derrotado puede llegar hasta el fondo de su alma y sacar lo que le queda de energía para ganar un combate que está igualado”.
3. “Odié cada minuto de entrenamiento, pero no paraba de repetirme: ‘No renuncies, sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón”.
4. “Yo sé a dónde voy y sé la verdad. Y no tiene por qué ser lo que tú quieres que sea. Soy libre de ser lo que quiero”.
5. “Imposible es solo una palabra que utilizan los débiles que encuentran más fácil vivir en el mundo que les han dado que explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho. Es una opinión. Imposible no es una declaración. Es un desafío. Imposible es potencial. Imposible es temporal. Nada es imposible”.
6. “Soy el más grande. Me lo dije incluso a mí mismo cuando no sabía que lo era”.
7. “No voy a recorrer 10.000 kilómetros para ayudar a asesinar a un país pobresimplemente para continuar la dominación de los blancos contra los esclavos negros”.
8. “De pequeño le pedía a mi hermano Rudy que me lanzara piedras. Así es como aprendía mis movimientos, esquivando pedradas”.
9. “Al golf también soy el mejor. El problema es que todavía no he jugado”.
10. “Un hombre que ve el mundo a los 50 igual que a los 20 ha perdido 30 años de vida”.
11. “Yo no divido al mundo entre hombres modestos y arrogantes. Divido al mundo entre los hombres que mienten y los que dicen la verdad”.
12. “No soporto ver sangre. En muchas de mis peleas tenía que mirar a otro lado”.
13. “El silencio es oro cuando no se puede encontrar una buena respuesta”.
14. “Es solo un trabajo. La hierba crece, los pájaros vuelan, las olas acarician la arena… Yo me peleo en un ring”.
15. “No cuentes los días: consigue que los días cuenten”.
16. “Cuando tienes razón, nadie lo recuerda; cuando estás equivocado, nadie lo olvida”.
17. “En otro día fui al cine a ver una película de terror. Se titula Baron blood.Comparado con eso, ganarle a Foreman fue solo otro día en el gimnasio”.
18. “El boxeo es un montón de hombres blancos viendo cómo un hombre negro vence a otro hombre negro”.
19. “Servir a otros es el alquiler que se debe pagar por una habitación en la Tierra”.
20. “Yo fui el Elvis del boxeo, el Tarzán del boxeo, el Superman del boxeo, el Drácula del boxeo. El gran mito del boxeo”. (tomado de El País)
Las memorables peleas de Mohamed Alí fuera del ring
Mohamed Alí, que falleció este viernes 3 de junio, será recordado como el deportista más extraordinario de la historia porque, además de sus reconocidas dotes atléticas, fue protagonista de procesos sociales y políticos de vastos alcances.
Decimos “protagonista”, en vez de “héroe”, porque sus actos públicos e incluso privados se prestan a diferentes interpretaciones.
Como suele suceder con los grandes hombres, los apologistas y los detractores de Alí acostumbran a interpretar las cosas en formas muy diversas.
Los primeros dirán que su contribución principal fue debilitar el yugo que sujetaba a los afroamericanos: el deporte regido por la mafia, la ley y la religión (judeocristiana) de los blancos, la policía y el servicio militar.
Dirán que, lejos de los rings, dejó fuera de combate a la opresión o la forzó a bajar la guardia, tanto en Estados Unidos como en muchos otros países que siguen el ejemplo de las potencias centrales.
Los críticos jurarán que Alí cambió una mafia por otra (la Nación del Islam) y que no reconoció en su momento el carácter liberador de Martin Luther King, el verdadero campeón de los derechos civiles afroamericanos.
Agregarán que la negativa a la leva para la guerra de Vietnam no fue un gesto de “objetor de conciencia”, como él alegó, porque admitió que iría a la guerra si se lo ordenaba Alá o Elijah Muhammad, el líder de la Nación del Islam.
(Alí se alejó de esta organización radical tras la muerte de Elijah Muhammad para abrazar un islamismo más convencional y conciliador.)
Más allá de lo deportivo
Estas y otras objeciones, muchas de ellas legítimas (Alí solía agraviar a sus rivales negros y trató a muchas mujeres de una forma que incluso entonces parecía abusiva), no le han restado estatura en la imaginación popular.
Es que Alí llena todos los requisitos de la grandeza que trasciende lo meramente deportivo.
En un artículo de abril de 2001 en BBC Mundo, titulado “Tiger, Alí, Pelé, Jordan”, enumeramos los requisitos de esa grandeza. El campeón debe ser:
*El atleta que supera por un amplio margen a todos sus rivales.
*El atleta cuya apoteosis coincide y se confunde con un cambio profundo en la importancia y naturaleza de su deporte.
*El atleta que impulsa o representa un cambio vasto, insondable, permanente, en la sociedad que lo produce.
*El atleta cuyas hazañas deportivas y sus actos en otros ámbitos le abren uncrédito perdurable en la imaginación popular.
De los cuatro deportistas mencionados en aquel artículo, Alí es el único que reúne todos esos requisitos de la auténtica grandeza. Y también algunos otros:
*El carisma, que brotaba de una elocuencia muy rara entre los deportistas, con un discurso que fluctuaba entre el mensaje poético, la invectiva política y religiosa, y un conocimiento instintivo de los requisitos de la comunicación.
*Alí representó la última etapa del apogeo de su deporte, el boxeo, cuando era el ámbito natural de las proezas individuales (a diferencia del fútbol, el baloncesto, el béisbol y otros deportes colectivos) y todavía no se había afirmado la convicción de que es una práctica brutal y hasta despreciable.
*El Mal de Parkinson (diagnosticado en 1984) que lo privó de su elocuencia y lo alejó gradualmente de los medios de comunicación, lo ha mantenido en una especie de limbo, preservando a ojos del público su imagen más favorable.
Y también habrá que reconocer, claro, su talento como boxeador, aunque todos, tanto amigos como detractores, apuntan que esto está vinculado con su genio como comunicador.
“La pelea”
El escritor Norman Mailer, que escribió The Fight, “La pelea”, sobre el combate entre Alí y George Foreman en Zaire (ahora República Democrática del Congo) en 1974, describe a un hombre mucho más interesante y complejo que el “mero” boxeador de genio.
Un peleador inteligente, astuto y despiadado.
Esa complejidad abría una ancha brecha entre Alí y un personaje como Foreman, a quien Mailer describe, simplemente, como “agradable y temible”.
Las imágenes de Alí recostado en las cuerdas (que su entrenador Angelo Dundee había hecho aflojar para facilitar esta maniobra), absorbiendo el castigo de Foreman hasta agotarlo, irritándolo además con golpes de derecha (un puño que los diestros dosifican al comienzo porque debe recorrer mayor espacio hasta el adversario), pertenecen a la memoria común de aficionados al deporte de todo el mundo, muchos de ellos críticos inflexibles del boxeo.
La historia de Mohamed Alí está hecha de estas ironías y contradicciones.
El personaje, por esas cosas de la vida, dejó de ser el joven Apolo, elocuente, agresivo, para convertirse en un ermitaño silencioso, pero tuvo la suerte de que en la memoria colectiva la imagen más perdurable ha sido la del campeón.
Por una serie de razones, algunas meras coincidencias, la historia de Mohamed Alí se ha confundido con el apogeo y la decadencia del boxeo, con la conquista de los derechos civiles y el proceso que puso fin a la guerra de Vietnam y, en definitiva, a la conscripción en Estados Unidos.
Sólo le faltó, para llenar el cartón, haber jugado un papel positivo en otro gran movimiento social de los últimos 50 años: la condición de la mujer.
Pero en esto Mohamed Alí fue un hombre muy de su época, de una época en la que era Cassius Clay. (tomado de BBC mundo)
Muhammad Alí y su relación con Stevenson y Fidel
Durante muchos años se fomentó el mito de una pelea entre Alí y el cubano Teófilo Stevenson, el mejor superpesado amateur de todos los tiempos. El combate nunca llegó a efectuarse y ambos pugilistas cultivaron un gran respeto el uno por el otro. Lo que pudo ser la pelea del siglo se tradujo en “poses fotográficas” que recorrieron el mundo con un gran mensaje de amistad.
En 1995 ambos fajadores se encontraron en Estados Unidos y luego, en 1996, Alí visitó a Cuba y sostuvo otro fraternal encuentro con Stevenson, este en presencia de Fidel Castro Ruz. En ese momento el boxeador norteamericano le regaló un retrato, suyo en compañía de Malcolm X (Harlem, 1963), al líder de la Revolución cubana.
Muhammad Alí: “Siempre recordaré el encuentro con el gran Teófilo en su Cuba natal”
Sobre la muerte de Stevenson Alí, el 11 de junio de 2012, envió un mensaje de condolencias:
“Me entristeció profundamente esta mañana la noticia de la muerte de uno de los grandes campeones del boxeo, Teófilo Stevenson. Aunque nunca peleó profesionalmente, haber ganado tres medallas de oro en tres Juegos Olímpicos diferentes, garantiza que él habría sido un enemigo formidable para cualquier otro campeón de peso pesado reinante o cualquier retador en su mejor momento. Siempre recordaré el encuentro con el gran Teófilo en su Cuba natal. Él fue uno de los grandes de este mundo, y a la vez fue un hombre cálido y abrazable. Mis condolencias para su familia y amigos. Que descanse en paz.” (Tomado de Cubadebate)
Alí y Stevenson: El combate que nunca se dio
El mundo del boxeo nunca vivió tanto la pasión de un combate que jamás se celebró. Se hicieron apuestas, se imprimieron carteles y los aficionados al boxeo contaban los días para la pelea, pero el presentador jamás llegó a gritar “a mi derecha, Cassius Clay, y a mi izquierda, Teófilo Stevenson.
No sabemos si Clay está al tanto de la noticia, pero el ex boxeador cubano Teófilo Stevenson, tres veces campeón olímpico y mundial de los superpesados, ha fallecido el lunes a causa de una cardiopatía isquémica. Ocurrió en La Habana. Tenía 60 años, diez menos que “el más grande”.
Aquejado de parkinson desde 1984, Clay lucha contra el tiempo y seguramente ha perdido la memoria de Stevenson, el gigantesco boxeador cubano (190 centímetros) que, sin enemigos en el campo aficionado, defraudó a quienes buscaban su salto al profesionalismo.
La idea de un combate entre el mejor pesado profesional y el mejor pesado aficionado rondó hacia 1978 en la mente de más de un promotor, pero Stevenson, aunque fue tentado con ofertas dicen que millonarias, no dio el paso.
Clay tenía entonces 36 años y Stevenson 26.
El propio Stevenson reconoció este proyecto en unas declaraciones al diario oficial cubano “Granma”, publicadas el 19 de febrero de 1989: “Me preparé mucho, con mucho entusiasmo y dedicación para enfrentarme a Clay, a quien consideraban un buen rival para mí, y con el cual incluso había opiniones divididas sobre el posible vencedor”.
Es fácil imaginarse el cartel de la velada del combate estelar Clay-Stevenson, que obviamente se hubiera denominado, otro más, como “la pelea del siglo” “o de los siglos”, pasados y venideros.
El boxeador cubano, que conquistó su primer oro olímpico a los 20 años de edad en los Juegos de Múnich, tenía una derecha demoledora que soltaba a sus rivales como una coz de caballo después de tantearles un rato con la zurda.
“Nunca había visto golpear tan fuerte en mis 212 combates”, dijo el alemán Peter Hussing, eliminado por Stevenson en semifinales de Múnich’72.
Clay, que ganó el oro olímpico con 18 años en los Juegos de Roma’60, tenía un técnica insuperable. Su juego de piernas volvía loco a sus rivales, a los que luego tumbaba con vertiginosos golpes.
Ambos púgiles sólo llegaron a intercambiar algunas fintas en una tarima de La Habana en 1998 cuando Ali visitó Cuba para donar medicinas. Luego, los dos se abrazaron y quedó plasmado un sentimiento de admiración mutua y amistad.
Stevenson, que se retiró en 1986 después de ganar 272 de los 278 combates que disputó, siguió haciendo conjeturas sobre la hipotética pelea. En febrero de 1991, dijo en Caracas que “hubiera ganado seguro” a Ali, que dejó el pugilismo en 1978 después de labrar un palmarés único en el que destaca la conquista del título mundial en tres ocasiones.
Más de un médico ha declarado que los últimos y durísimos combates de Alí fueron la consecuencia del parkinson que luego se le diagnosticó.
En marzo de 2002, Stevenson, cuya negativa a pasarse al profesionalismo suscitó una portada de la revista Sports Illustrated titulada “Rojo antes que rico”, recuperó en diciembre de 2003 el viejo tema, aunque ya con una opinión más comedida al apostar por un empate en una entrevista con el periódico danés “Jyllands Posten”.
“Alí ha dicho varias veces que habría sido un empate y yo también lo creo. Me hubiera gustado pelear contra él, porque era un boxeador muy técnico, como mis rivales favoritos. En 1978, estuvimos cerca de organizar una pelea, pero no se llegó a un acuerdo sobre el número de asaltos”, señaló.
En el cierre de una pelea imaginaria, el mexicano José Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, afirmo hoy que Alí hubiera ganado “porque tenía mucha experiencia” en el boxeo profesional, ventaja que le faltaba a Stevenson. (EFE)