Mundito, un mundo

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Por Osviel Castro Medel | 29 abril, 2023 |
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FOTO Luis Carlos Palacios Leyva

A sus 78 años conserva una voz que magnetiza, que te hace flotar desde el principio de cada bolero o canción.

Pero tal vez lo mejor de Edmundo Rodolfo González Ramírez  es que, siendo estrella de Cuba, no anda pavoneándose por los aires, ni diciendo que su luz encandila.

Mundito González, el nombre que asumió desde hace mucho,  pudiera darse en el pecho por ser la Voz de Oro de un género en un país tan musical, el referente de numerosos intérpretes, el hombre que ha impactado a espectadores de Panamá, Perú,  Costa Rica, Estados Unidos, Ecuador, Venezuela… Sin embargo, sus palabras casi siempre son como la de un discípulo que desea aprender más.

Con él se cumple el principio martiano de la gloria entrando en un simple grano de maíz, un precepto que muchos deberían aprender y practicar.

Al inicio de esta semana, estuvo hablándoles a millones de cubanos, gracias al programa Al mediodía. Y fue hermoso verle el orgullo inmenso al referirse a su Bayamo natal, donde llegó a formar un dúo ocasional con el célebre Orlando Contreras: “Suerte que mi corazón en amores no me engaña y él me dice déjala, déjala que se te vaya”.

Qué manera  de contar con el brillo saliéndole por los ojos. Narró sus inicios con el trío Los Pedruscos, sus grabaciones en CMKX, las interpretaciones en el cabaret Bayam,  sus horas en un colegio religioso de la ciudad, las clases que recibió de sus maestros Nerio González y René Capote, este último director del Coro Profesional de Bayamo.

Mientras otros, pequeños personajes de esta vida, olvidan las raíces, Mundito viaja una y otra vez a ellas, las saca a flote, las germina. Eso no deja de ser admirable.

“Añoro mi Bayamo”, “mi carrera la impulsó el pueblo bayamés”,  repitió en más de una ocasión el Hijo Ilustre de la Ciudad Monumento. Y recalcó que, aunque vive en La Habana hace 46 años, todo lo aprendido en su tierra “lo agradeceré siempre”.  Así deberían ser muchos que escalaron colinas en otras latitudes y luego ni agradecieron a los que les enseñaron el camino.

Mundito nos dio otras lecciones en menos de una hora.  Enseñanzas sobre las que debemos reflexionar porque nos hablan del Bayamo romántico de otra época, de las serenatas continuas los días del amor, de las madres, de la mujer.

¿Habremos olvidado ese romanticismo que inspiró La Bayamesa de Céspedes, Fornaris y del Castillo? ¿No podríamos impulsar un poco más la trova en una ciudad que, como recordó el cantante, vio converger a Pimpo La O y a Sindo Garay?

No quisiera ser escéptico al respecto.  Tampoco deseo creer que Bayamo dejará a un lado que este año Mundito está cumpliendo seis décadas de vida artística. Se escribe fácil, pero representa más que una cifra; más que los mil 211 boleros que ha entonado en distintos escenarios.

Él quiere cantar otra vez al lado de la ventana de Luz Vázquez, como dijo en el programa televisivo. Y a esa aspiración  hay que ponerle alas bien grandes, del tamaño del mundo y de Mundito

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