Mutar la niñez

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 25 octubre, 2023 |
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FOTO Pixabay

Tiene cinco años. Lleva ropa provocativa y unos pomposos taconcitos. El colorete y el brillo labial opacan la inocencia de su rostro. Al sonido del reguetón baila como una  chica mayor: baja hasta el suelo, hace una plancha, empina y remenea las pompis…Saborea la adrenalina de ser aplaudida y vitoreada por los adultos. ¡Así se hace! Como si hubiera algún mérito en mutar la niñez.

Para sorpresa de muchos padres, algunas de sus hijas se incorporaron al ruedo de la indecencia, en tanto otros llamaban a las suyas, para que demostraran cuánto se sabían remenear, como si aquello fuera un average.

Tales comportamientos, que solemos camuflajear  como imitaciones, esconden tras sí un fenómeno con no pocos riesgos y que los expertos nombran sexualización o erotización infantil.

La especialista cubana en Medicina General Integral y Bioestadística, Silvia María Pozo Abréu, en un acercamiento al tema por el año 2020 en el sitio web Cubadebate, explicó que el asunto tiene que ver con “la propensión de adelantar los comportamientos y actitudes sexuales a edades tempranas”.

En palabras de la periodista y experta en temas de género Isabel Moya, el problema ocurre “cuando se produce una erotización a destiempo en relación con la edad de las niñas; esta erotización temprana es un acto de violencia, porque se vulnera el decursar natural de la construcción de la sexualidad”.

Vestir las niñas como adultas o estimularlas a reproducir actividades de edades más avanzadas son algunos ejemplos de este fenómeno que, a la larga, puede provocar una ruptura entre la personalidad de las pequeñas y estos nuevos comportamientos que se esperan de su edad.

En consecuencia,  se vuelven más vulnerables al acoso sexual, presentan problemas de autoestima, entre otros riesgos.

Como padres, tenemos la responsabilidad de supervisar qué consumen nuestros hijos en los  dispositivos móviles, qué postean o ven en las redes sociales, contaminadas de imágenes hipersexualizadas, animados que venden a toda costa la idea de verse sexys, o videos y novelas no aptos para su edad.

No menos importante es el rol que desempeñan los educadores en todos los niveles de enseñanza, con énfasis en la primera infancia, donde son tan influenciables a través del qué ven sus seños, cómo visten, bailan y hablan…, posturas que nuestros pequeños hacen suyas sin reparar en qué es adecuado o no.

Cada familia impone sus reglas de educación. La firmeza con que las hagan cumplir y un constante diálogo sobre lo conveniente en cada etapa de la vida, no pondrá a salvo a nuestros hijos de estos influjos, más impedirá que se permeen de ellos y dejen de ser niños antes de tiempo.

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