El pasado 10 de julio se conmemoró en todo el país el aniversario 120 del nacimiento de Nicolás Guillén, y hoy se cumplen 33 años de su deceso. La poetisa Lucía Muñoz Maceo cuenta cómo fue su encuentro con el Poeta Nacional cubano.
“Conocí a Nicolás Guillén por mediación del poeta Luis Marré, que había venido a Bayamo a un encuentro como jurado de un concurso del Taller Literario. En ese momento, yo no obtuve ningún premio, pero cuando me retiraba del evento me pidió el poema que había presentado.
“Es un poema bastante coloquial que escribí por ese tiempo y que se titula Nueva carta a María, versos dedicados a la poetisa María Gravina, Premio Casa de las Américas, una amiga con la cual mantuve una amistad en esos años, porque ella residía en Cuba. Le entregué el poema a Marré que me había dicho: “dámelo para publicarlo en La Gaceta”.
“Tiempo después de visita por La Habana, pasé por la sede de la Uneac y llegué a saludar a Marré, se puso muy contento, y dijo ‘qué bueno que has venido, porque a Guillén le encantó tu poema y va a salir publicado en La Gaceta’. A mí me tomó por sorpresa aquello y él agregó ‘es más, vamos a subir a su oficina para presentártelo, porque él elogió mucho el poema’. Yo le dije, ay Marré, mira como yo ando, me da pena, porque quién soy yo para que él quiera conocerme.
“Usted es una poeta” dijo Marré, vamos, él se va a poner contento de conocerte. Subimos a su oficina, en ese momento atendía a una delegación extranjera, cuando se retiraron, entramos, y le dijo, ‘mira Guillén, ella es Lucía Muñoz, la autora del poema que vamos a publicar en La Gaceta’.
“Guillén se puso de pie inmediatamente, me dio la mano muy cariñoso, muy afable, vestido con su guayabera blanca, nos brindó café y expresó:
-Bueno, Lucía, ¿cuándo vienes para La Habana?
-No, Guillén, yo no voy a venir para La Habana.
-Y eso porqué, si todos los poetas quieren venir para La Habana.
– Todos menos yo -contesté- soy la hija más chiquita de mis padres y ellos son muy apegados a mí, no puedo irme de Bayamo y dejarlos, porque están mayores y creo que debo estar con ellos.
“En el año 1982, cuando la sede por el acto del 26 de julio, yo trabajaba en la casa de cultura 20 de Octubre, y un día se estaciona en los frente de la casa un carro negro, yo estaba sentada en el salón junto a otros compañeros, y cuando miro, se baja del carro Luis Suardíaz, poeta camagüeyano. Vino hasta donde estaba y dijo:
-Vamos, Lucía, que Nicolás te manda a buscar.
– ¿Quién?
– Nicolás Guillén, que está aquí, en Bayamo, y quiere que almuerces con él.
“Fui al encuentro que se hizo en una finca ubicada en la carretera de Mabay, cuando llegamos había otros escritores de La Habana que vinieron con Guillén, como Jesús Orta Ruiz, y el dúo Las Bayamesas, entre otros miembros de la Uneac.
“Al llegar a donde estaba Guillén me dijo ‘que pronto nos volvimos a encontrar, viste’. – mucho más de lo que pensé, le respondí. Durante la conversación, él miró al fotógrafo: ‘óigame, venga acá, yo quiero que usted me inmortalice tomándome una foto con esta mujer tan bella’.
“Es una foto que guardo con tanto cariño, porque fue para mí un estímulo muy grande. Después, no volvimos a coincidir”.