Para que no giman las cuerdas de su guitarra

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 14 enero, 2024 |
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Foto cortesía del entrevistado

La influencia familiar inclinó al manzanillero Pedro Bárbaro Caimary Díaz, hacia un mundo de ritmos y sonidos. Su padre, Enrique, tocaba guitarra prima en varias agrupaciones de pequeño formato, lo cual acercó al niño a los arpegios y compases.

“A los nueve años, aprendí a tocar bongó y a los 12 la guitarra cuatro. Durante mucho tiempo los escenarios escolares fueron el medio de expresión artística para desarrollarme.

“Muy joven, acompañé al dúo Los Ahijados, formado por Sergio Barrios (Titín) y mi padre; con ellos participé en actos político- culturales, carnavales, campamentos de cañeros… y en el festival Cucalambé, Las Tunas, 1968”.

NUEVOS PASOS

“Durante los años de florecimiento de la llamada Década Prodigiosa y de los combos musicales, me inserté en uno de ellos: Los Bambis, después en el Estándar, con mi amigo Félix Márquez y, por último, en Los Algas, apadrinado por el Combinado Pesquero Andrés Luján Vázquez, de la ciudad.

“El paso por este grupo resultó muy estimulante, pues en 1974 nos reconocieron en un festival de aficionados a nivel provincial, en Santiago de Cuba, y nos condujo al evento nacional, en el teatro Lázaro Peña.

“De forma paralela a mi Licenciatura en Historia, seguí con el grupo, hasta que en 1978 formamos uno en la Universidad llamado 6-20, una especie de homenaje al producto insignia del central azucarero Arquímides Colina, de Mabay.

“Pasaron los años, cambié el estilo de música foránea a tradicional cubana y pusimos Demajagua al nuevo proyecto. Finalmente, quedó como cuarteto homónimo, mediante el cual alcanzamos mención nacional en el Festival de la FEU, Holguín 1980, y dos años después Premio nacional en un festival para trabajadores en Pinar del Río.

“En 1994, integré el cuarteto Star, dirigido por el saxofonista Roberto Juan Pellón. Dada su insistencia, por una audición me profesionalicé en ese año y fundé el trío Clave.

“Cultivábamos la música tradicional, popular y determinados temas cantados en Inglés, pues dos integrantes, Ricardo Labrada e Ildefonso Alsina, eran licenciados en ese idioma.

“Hacíamos temporadas en restaurantes de la ciudad, en el Hotel Guacanayabo, carnavales… y durante los meses de julio y agosto (1996-2000) trabajábamos en La Habana. Finalmente, los demás integrantes decidieron quedarse allá y regresé a mi labor pedagógica en la Universidad de Granma”.

NUEVAS EXPERIENCIAS

“El legendario músico del terruño, Eduardo Batista, me llamó a su cuarteto Don Eduardo y sus melodías, en el 2001, y me incorporé.

“Tiempo después, él se jubiló y me dejó al frente del colectivo. Manteníamos las tradicionales peñas en la Casa de la Trova y otros sitios emblemáticos de la ciudad, hasta que, en el 2016, nos contrataron, por un año, en La Bodeguita del Medio, en Ciudad México.

“De retorno a Cuba, continuamos la rutina cultural y mi apego a la Universidad de Granma, hasta julio de 2022, en que me jubilé de la pedagogía, pero no de lo musical”.

El virtuosismo con sentimiento definen el repertorio tradicional de la agrupación que lidera Caimary Díaz, cuyo patrimonial sonido navega más allá del apacible Guacanayabo.

 

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