
La modelo y actriz francesa Isabelle Caro, víctima de la anorexia, esperaba con impaciencia a que llegaran las 5:00 de la madrugada, hora a la que se concedía el derecho a beber por fin unos tragos de coca-cola light y dos tacitas de té, que degustaba en una suerte de ritual, con la ayuda de la cucharilla más pequeña que encontró en el mercado. A tales extremos la habían llevado sus ansias de perfección.
Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen la tercera enfermedad crónica más frecuente en los jóvenes tras la obesidad y el asma.
En España, por ejemplo, El País informa sobre un aumento del 20 por ciento de estos casos, durante la pandemia de la Covid-19 “que empeoran los 400 mil que ya existían”.
El psicólogo e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Josué Veloz Serrade, refiere sobre las causas de la enfermedad el “uso de las modas, esta hipervaloración del cuerpo delgado por un determinado canon de belleza, aunque en verdad, ese manejo mediático del cuerpo mediante los medios solo se apropia de un mecanismo psíquico que ya existe”.
Influenciados por los vaivenes de la actualidad, los jóvenes de casa, suelen tomarle demasiado valor a la palabra “perfección” y al culto a la esbeltez promovida por modelos femeninas presentes en revistas o espacios televisivos.
Dentro de este mundo, encontramos términos como las llamadas “tendencias” que son aquellos estilos, texturas y modelos, que estarán consumiéndose por un período de tiempo, casi siempre corto. Terminada la temporada, se desechan por completo estos productos, encontrándonos, una vez más, inmersos en un ciclo si fin, compitiendo para ver quien lleva lo mejor y más actual.
El hecho de tener una figura, que cumpla con los altos estándares de las grandes empresas de la moda y ser aceptados por determinado grupo social, se convierte en un objetivo primordial y muchas veces en una obsesión insana.
Con frecuencia, se recurren a conductas poco beneficiosas para la salud física: dietas vegetarianas demasiado estrictas, ayunos prolongados, ejercitarse en exceso, provocarse vómitos y consumir suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios para bajar de peso.
A largo plazo, patrones conductivos como los anteriores, derivan en episodios de depresión, ansiedad, suicidas y enfermedades que provocan la muerte a temprana edad, como aconteció a la modelo Isabelle Caro, a sus 28 años, cuya historia encabeza este trabajo.
En la vorágine de influencias, perdemos lo que realmente importa: el valor que poseen las personas al lograr ver más allá de la apariencia.
Seamos precursores de crear nuestra propia moda inspirada en lo que nos hace sentir bien y cómodos con nosotros mismos. Démonos la oportunidad de crecer como seres humanos al ver más allá del reflejo en el espejo.