Naciones Unidas (Prensa Latina) El reclamo por el fin del bloqueo a Cuba confirmó nuevamente este 2024 la postura abrumadora de la comunidad internacional tras la votación en la ONU por trigésima segunda ocasión de una resolución para exigir su final.
La Asamblea General acogió a finales de octubre el histórico momento en que 187 países reafirmaron la necesidad de cesar el cerco y terminar con esas prácticas entre naciones.
Con dos votos en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia), el resultado ratificó el aislamiento de la nación norteña en su política contra La Habana, calificada en estos espacios como obsoleta y sinsentido.
La resolución llamó a los estados a abstenerse de promulgar y aplicar leyes y medidas coercitivas, de conformidad con sus obligaciones en virtud de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, que, entre otras cosas, reafirman la libertad de comercio y navegación.
Para el canciller cubano, Bruno Rodríguez, el fin de esa política de más de seis décadas no representaría una concesión a la isla, sino el cese del abuso y la injusticia.
Al intervenir ante el foro de 193 miembros, el ministro calificó al bloqueo como un mensaje de escarmiento que busca frenar el futuro de la isla y de toda nación que se atreva a defender con firmeza su soberanía.
Rodríguez rechazó “el empeño deliberado de los Estados Unidos en asfixiar la economía nacional, sabotear y poner obstáculos significativos para impedir nuestro crecimiento y desarrollo”.
El informe presentado por Cuba estimó pérdidas por valor de cinco mil 56,8 millones de dólares entre marzo de 2023 hasta el 29 de febrero de 2024, lo que representa un incremento de 189,8 millones con respecto al reporte anterior.
El conjunto de medidas provocó una afectación aproximada mensual de más de 421 millones de dólares, más de 13,8 millones diarios, y más de 575 mil 683 en daños por cada hora.
DÉCADAS DE MÁXIMA PRESIÓN
El reporte presentado antes de la trigésimo segunda votación consideró al bloqueo como la piedra angular de la política de máxima presión contra la isla caribeña.
La prolongación de las medidas unilaterales de mayor impacto sobre el pueblo y la economía continúan reproduciendo y agravando los efectos devastadores del cerco, el más prolongado y abarcador de la historia, detalló el texto.
Esa política se mantiene con el objetivo histórico de deprimir la economía y los salarios, crear carencias materiales y daños a los servicios públicos, provocar insatisfacción y desesperación en la población y subvertir el orden constitucional establecido.
“El bloqueo es un crimen contra la humanidad, un acto de genocidio y una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de más de 11 millones de cubanos. Es una cruel política de castigo”, reconoció además el documento.
Para el canciller cubano, nadie puede dudar de la capacidad que tiene la nación norteña para golpear con fuerza demoledora la economía de cualquier otro país.
Sus esfuerzos, agregó, violan la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional con tan despiadada agresión.
El ministro cubano aseguró que el Gobierno de Estados Unidos es consciente de sus incumplimientos de esas leyes internacionales así como de los convenios de comercio y la navegación.
No obstante, mantiene la aplicación o amenazas con medidas coercitivas a ciudadanos de cualquier nación, sus empresas e instituciones financieras, si comercian o mantienen relaciones económicas con Cuba.